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23/05/2024

Capilla de Nicolás Sáez de Elola en Azpeitia


IGLESIA DE SAN SEBASTIÁN DE AZPEITIA

La Iglesia de San Sebastián de Soreasu pertenece a la guipuzcoana villa de Azpeitia. Tuvo un carácter templario en su origen, pero entre los siglos XVI y XVIII sufrió grandes reformas, conservándose sólo la antigua torre, aunque muy transformada. El pórtico original fue reemplazado en 1771 por un frontispicio diseñado por Ventura Rodríguez y ejecutado por F. Ibero.

De entre las ocho capillas que cuenta este templo, destaca la Capilla de la Soledad, obra renacentista donde se encuentra el sepulcro de Nicolás Sáez de Elola, También llamado Nicolás de Azpeitia en las crónicas, fue capitán de caballería en la batalla de Cajamarca y captura del emperador inca Atahualpa en la expedición de Francisco Pizarro para la conquista del Perú.

Además, en esta iglesia, son destacables el retablo barroco del altar mayor y la pila donde fue bautizado el patrón de Guipúzcoa, San Ignacio de Loyola.

CAPILLA DE NICOLÁS DE AZPEITIA

Tras regresar a su villa natal después de la fundación de Virreinato del Perú, Nicolás Sáez de Elola patrocinó una serie de obras pías y capellanías para mayor gloria y prestigios póstumo. Su aportación más sobresaliente fue la fundación de la Capilla de la Soledad en la iglesia parroquial San Sebastián de Soreasu, en 1555, una de las grandes obras del Renacimiento guipuzcoano, y en ella se halla enterrado.

Su intención fue emular sus grandes gestas en la conquista de América relacionando su persona con la iglesia de San Sebastián de Soreasu y, por tanto, con la villa de Azpeitia, ensalzar sus hazañas indias mediante la construcción de un recinto mortuorio tan magnífico como los palacios y casas solariegas de otros colonizadores españoles.

La construcción de esta obra del Renacimiento guipuzcoano estuvo dirigida por el maestro cantero Domingo de Rezabal, con un coste de 2.200 ducados de oro, desarrolló las tres disciplinas del arte: arquitectura, escultura y pintura.

LATERALES NORTE Y SUR DE LA CAPILLA DE NICOLÁS DE AZPEITIA

La Capilla de Nicolás Sáez de Elola tiene unas dimensiones extraordinarias para lo que es habitual, planta cuadrada cubierta por una cúpula casetonada, rematada en linterna. Está anexa a la iglesia, y en su construcción inicial tenía entrada desde la propia iglesia y otra hacia el exterior urbano. Se articula mediante el cuerpo de la capilla propiamente dicho, alto y bajo coro, y sacristía. Su conjunto iconográfico trasmite el ideario renacentista, los valores del Humanismo.

La pared norte del mausoleo alberga la escultura horizontal del héroe de Cajamarca, así como representaciones pictóricas de corte militar que ensalzan sus acciones más destacadas en la conquista del Imperio incaico. Aparece vestido de noble caballero, portando la espada en manos. Está representado como hombre de mundo, con esfera y compás, y como navegante y conquistador destacado en la política expansionista del Imperio español de Carlos V.

Si la escultura expresa la nobleza y caballerosidad del guerrero vasco, la virtud lo está en los lienzos sobre las paredes, pues este también es un ideal del pensamiento humanista del del siglo XVI. Este conjunto de pinturas trata sobre la vida presente, el juicio que sigue a la muerte, y la resurrección y la vida en la contemplación de Dios. Muestra al ideal de virtud como una característica primordial y necesaria para la superación del Juicio Final y la consecución de la Resurrección del cuerpo y alma humana.

El conjunto iconográfico queda completado con el escudo de la villa de Azpeitia. Este podría aludir al apellido que Nicolás Sáez de Elola adoptó en las Indias, llamándose Nicolás de Azpeitia, y con el que pasó a la historia.

MAUSOLEO DE NICOLÁS SÁEZ DE ELOLA

La pared norte está presidida por el arcosolio del capitán. En la parte inferior está el féretro y sobre este su estatua yacente, mientras que en la superior hay una gran representación pictórica, que recrea una victoria militar, coronada en su arco de medio punto. La batalla de Cajamarca toma un protagonismo absoluto en la figura del portaestandarte, el telón de lanzas, los dos elementos humeantes del ángulo superior derecho, y la propia ciudad.

La escena describe la captura del inca Atahualpa. escondidos los hombres de a pie y a caballo en los edificios de la ciudad de Cajamarca, el ataque habría de iniciarse a la señal acordada por los cristianos, que está representada por la bandera blanca.

La ciudad puede recordar a Sevilla y su Giralda, en realidad es la Cajamarca europeizada, aquella que Nicolás hubo de describir decenas de veces a su regreso a Azpeitia.

Sobre este conjunto, se adosarían tanto la pareja de virtudes (esculturas femeninas) recostadas del arcosolio y su tímpano triangular, como las virtudes pintadas del registro inmediatamente superior. Que representan el ideal de virtud renacentista del buen gobernador y del buen cristiano.

MAUSOLEO DE NICOLÁS SÁNEZ DE ELOLA

A la coherencia de la capilla con su arquitectura romana, su escultura romanista y su pintura manierista, se suma la influencia renacentista de la obra de Miguel Ángel, sean reproducciones casi idénticas o modificaciones compositivas de los originales.

Dentro del arte vasco del Renacimiento, el nivel artístico del mausoleo de Nicolás Sáez de Elola es equiparable al sepulcro de Cristóbal Martínez de Alegría de 1581, en la iglesia colegial de Santa María de Vitoria, o al de María Martínez de Orraindi, en la iglesia de San Pedro de Vitoria, ambos de Esteban de Velasco. Estos tres conjuntos funerarios son los mejores exponentes de la influencia del Manierismo de Miguel Ángel en el arte vasco de la Edad Moderna.

ESCULTURA DE NICOLÁS SÁEZ DE ELOLA

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