Algunos
autores le atribuyeron un origen romano de Tudela por la etimología de Tutela
(protección), pero se ha comprobado su fundación en el año 802 por el walí
Amrús Ibn Yasuf por orden del emir Al-Hakam I, aunque tal vez aquella fue la
fecha de su fortificación.
Tras la pérdida del Reino hispano-visigodo, Tudela constituyó una posición estratégica para la
dominación árabe del valle del Ebro, contando con mezquita mayor, zoco y una
población superior a la de Pamplona. Desde el comienzo de la Reconquista, quedó
vinculada a la dinastía de los Banu-Qasi, descendientes del noble visigodo
Casio (Banu-Qasi significa hijos de Casio), que se convirtieron al islam tras
la conquista para mantener su poder.
Tiempo
después, el nieto de Casio, Musa ibn Fortún se casó con Oneca, que era la madre
viuda de Íñigo Arista, engendrando al más reputado miembro de la saga: Musa ibn
Musa. Este no solo era hermanastro de Arista, sino que además se casó con su hija
Assona Íñiguez, convirtiéndose en su yerno. Una complicada relación parental
entre godos, vascones y musulmanes cuya finalidad era la de establecer apoyos
políticos. Este Musa II, llamado "el moro Muza", posee un busto en su memoria
en la plaza del Mercado Viejo, obra de Antonio Loperena.
Musa
II estableció y rompió alianzas con el Reino de Asturias, con el de Pamplona, con
francos y con el Califato cordobés de los Omeyas, guerreando y pactando en
todos los frentes según su interés. Terminó independizándose del recién
proclamado Emirato de Córdoba en 840, y fue llamado por cronistas de la época "Tercer rey de España",
ya que dominaba la Marca Superior de Al-Ándalus.
Tudela fue reconquistada por Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y de Navarra. Desde entonces, muchos
reyes de Navarra mostraron su preferencia por Tudela como sede y corte real
debido al clima, la necesidad de defenderla de Castila y Aragón, o el dominio
del obispado sobre Pamplona que tanto les incomodaba. El más notable fue Sancho
VII el Fuerte, quien falleció sin descendencia pues su único hijo varón, el
infante Fernando murió al caerse de un caballo durante la cacería de un oso, y
está enterrado a la entrada del claustro de la catedral de Tudela.
Tanto los musulmanes como los judíos formaron parte esencial del tejido social y productivo del Reino de Navarra. Eran considerados súbditos del rey, con excepción de unos pocos musulmanes, que eran dependientes de la Orden del Temple. Por tanto, tras la Reconquista de las tierras navarras, los musulmanes que sirvieron a los Banu-Qasi del valle del Ebro y a los Omeyas de Córdoba, pasaron a considerarse mudéjares: musulmanes que vivieron en convivencia con los navarros cristianos. La palabra "mudéjar" deriva del vocablo árabe mudayyan, que significa "vasallo" o "sometido".
Estos mudéjares vivían en sus propios barrios, separado del cristiano y del judío, había veinte principales: la primera la de Tudela, luego Cadreita, Valtierra, Murchante, Monteagudo, Ablitas, Cortes, etc. Tenían derecho a la práctica de sus ritos religiosos y pagaban tributos. Quizás los mudéjares tuvieran un mayor nivel de consideración social que los judíos, por estar garantizados por las capitulaciones que se firmaron en la reconquista por Alfonso I.
A mediados del siglo XIII, durante los reinados de los Teobaldos de Champaña, la población de Tudela era la más numerosa. Con algo más de 7.000 habitantes en todo el reino, unos 2.500 eran mudéjares y 1.000 eran judíos. Contaba con 1.400 familias, de las que 150 eran mudéjares y 300 judías.
La comunidad mudejar ya estaba muy asentada en el territorio de la Ribera del Ebro y zonas de riego del Reino de Navarra antes de su reconquista y después. Eran la espina dorsal de la explotación agraria, cultivaban cereales, viñedos, hortalizas y frutas. Se dedicaban a todas las artesanías y labores relacionadas con la agricultura: aperos, molinos, tejidos, cueros, herrajes, hornos, etc. Los mudéjares tenían sus capitulaciones garantizadas por el Fuero General y los amejoramientos.
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