Capitán general de la Armada de Vizcaya y almirante de la Armada del Océano a las órdenes de Antonio de Oquendo durante la Guerra de los Treinta Años
Aunque nacido en Portugalete en la segunda mitad del siglo XVI, Martín de Vallecilla y Fernández de Rasines se distinguió durante el siglo XVII, siendo el más ilustre de los marinos portugalujos de su tiempo. Fue hijo del capitán de guerra y mar Sancho de Vallecilla y el Casal, distinguido en el siglo XVI, y hermano del almirante Francisco de Vallecilla. Este último hizo fue caballero de la Orden de Santiago, y almirante de las Escuadras de Nápoles, de Vizcata y de Indias.
Siendo joven, se empleó en la Real Armada de Felipe II para la expedición de conquista de Inglaterra que terminó en el desastre de la Armada Invencible de 1588. Estuvo a las órdenes de Miguel de Oquendo, almirante general de la Armada de Guipúzcoa.
Durante su estancia en Portugalete, tomo parte activa en el gobierno municipal, siendo segundo regidor en 1611, segundo alcalde en 1617, y primer regidor en 1617. Fue en 1617 cuando se decretó la creación de la Escuadra de Vizcaya, siendo nombrado capitán general por ser vizcaíno y experto en artes marineras.
MARTÍN DE VALLECILLA EN LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS |
Participó en la construcción de la escuadra, tanto en la fabricación de sus galeones y carabelas, como en el nombramiento de sus capitanes y oficiales. Cinco de los navíos se construyeron en la villa, que Felipe II le había dado el titulo de "villa y puerto de armamento de naves". Debido a las interferencias surgidas entre las autoridades del municipio y las de la escuadra, Vallecilla fue nombrado alcalde extraordinario, en 1619.
La misión iba a consistir en enfrentarse a las armadas de los holandeses durante la Guerra de los Treinta Años de 1618-1648, siendo nombrado almirante. En los comienzos del siglo XVII, Holanda se había convertido en la primera potencia del comercio marítimo del Atlántico, en detrimento de España.
Su gran hazaña llegó en 1621, cuando se enfrentó con sus 9 navíos a más de 50 de la armada holandesa, consiguiendo una victoria total, entrando en Cádiz apoteósicamente.
También fue muy destacable, durante la guerra con los corsarios ingleses, su expedición desde Cabo Verde hasta Brasil, donde recobró la plaza de San Salvador, que se le rindió el 30 de abril de 1625.
Cuatro años mas tarde, en 1624, volvió con una flota al mando de Antonio de Oquendo, almirante general de la Armada del Océano, partiendo de Cádiz con la misma misión de limpiar de corsarios las islas Antillas. Su actuación fue muy destacada, llegándose a contra en sus victorias 2.300 prisioneros y 143 cañones. Después siguieron su campaña hasta Portobello y La Habana, desde donde regresó cargado con 8 galeones y 3 pataches repletos de riquezas.
En el siguiente viaje del almirante Oquendo, tuvo lugar una de las victorias que inmortalizaron a este guipuzcoano. Fue el 12 de septiembre de 1631, cerca de los Abrojos junto a la costa brasileña, contra una potente armada dirigida por el general holandés Hanspater. Fue el llamado Combate de los Abrojos o de Pernambuco. En este enfrentamiento murió dicho general holandés y 1.900 de sus hombres, y se destacaron también el capitán portugalujo Andrés de Coterelo (o Coterillo), y por supuesto, el general donostiarra Antonio de Oquendo.
Durante el transcurso de este combate, murió su hermano Francisco de Vallecilla.
Martín de Vallecilla murió en Veracruz, en 1647.
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