IBARRETA, EL ÚLTIMO EXPLORADOR |
Ibarreta, el último explorador. Tragedia y muerte en su expedición por el río Pilcomayo
José Antonio Díaz, Editorial Miraguano, Madrid (2004), 293 páginas
En agosto de 1859, nació en Bilbao un hombre al que no pocos en América llamarían algunos decenios más tarde el "Livingstone español". Su nombre era Pedro Enrique de Ibarreta Uhagón y vino al mundo en el seno de una acomodada familia con pretensiones de nobleza: hijo de burgueses, su padre fue un destacado ingeniero y su tío uno de los principales fundadores del Banco de Bilbao y alcalde de esta villa entre 1873 y 1874.
Inquieto, atrevido e indisciplinado, Pedro Enrique de Ibarreta vivió en su juventud en breve exilio en Francia e Inglaterra donde se sustrajo a los avatares de la Tercera Guerra Carlista. A su retorno a España, un duelo de honor a pistola le apartó de la carrera militar. Explorador y agrimensor del Chaco, en donde vivió con los indios, viajó también por las selvas de Paraguay y buscó oro, sin fortuna, en las montañas de Bolivia, en los mismos parajes en los que diez años después encontrarían la muerte Butch Cassidy y Sundance Kid.
José Antonio Díaz, Editorial Miraguano, Madrid (2004), 293 páginas
En agosto de 1859, nació en Bilbao un hombre al que no pocos en América llamarían algunos decenios más tarde el "Livingstone español". Su nombre era Pedro Enrique de Ibarreta Uhagón y vino al mundo en el seno de una acomodada familia con pretensiones de nobleza: hijo de burgueses, su padre fue un destacado ingeniero y su tío uno de los principales fundadores del Banco de Bilbao y alcalde de esta villa entre 1873 y 1874.
Inquieto, atrevido e indisciplinado, Pedro Enrique de Ibarreta vivió en su juventud en breve exilio en Francia e Inglaterra donde se sustrajo a los avatares de la Tercera Guerra Carlista. A su retorno a España, un duelo de honor a pistola le apartó de la carrera militar. Explorador y agrimensor del Chaco, en donde vivió con los indios, viajó también por las selvas de Paraguay y buscó oro, sin fortuna, en las montañas de Bolivia, en los mismos parajes en los que diez años después encontrarían la muerte Butch Cassidy y Sundance Kid.
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