A la muerte sin descendencia de Sancho Garcés IV el de
Peñalén, en 1076, continuó el reinado por Sancho Garcés V de
Aragón. Ambos son primos y nietos de Sancho III el
Mayor. El Reino de Nájera-Pamplona fue incorporado
entre 1076 y 1134 en la Corona aragonesa por Sancho V, y
por sus hijos, Pedro I primero y Alfonso I después.
Alfonso I el Batallador accedió al trono de ambos reinos en 1104, al morir sin descendencia
su hermano Pedro I. Bajo su reinado, el Reino de Navarra completó su
Reconquista. En pocos años arrebató a los musulmanes más de veinticinco mil
kilómetros cuadrados para el Reino de Pamplona-Aragón. Llegó a dominar un
amplio territorio desde Tudela a Madrid por el oeste, y de
Sariñena a Morella por el este, siendo Molina de Aragón, Singra, Cella, Aliaga
y Gúdar sus límites meridionales.
Dio un impulso definitivo a la reconquista
del valle del Ebro: tras tomar Egea de los Caballeros, Tauste (1106), Tamarite
(1107) y Morella (1117), y detener una ofensiva musulmana en la batalla de
Valtierra (1110), concentró sus fuerzas sobre Zaragoza; para ello obtuvo del
Concilio de Toulouse los beneficios de Cruzada, consiguió ayuda económica del
obispo de Huesca y concentró en Ayerbe un ejército expedicionario en el que
predominaban los francos, mandado por Gastón de Bearne; con él puso sitio a
Zaragoza durante siete meses, hasta que se la entregaron los almorávides, en 1118. En la toma de Zaragoza por el rey de Pamplona y Aragón, participaron numerosas huestes navarras. El señor de Vizcaya, Diego I López de Haro el Blanco, también fue de la partida.
EL BARRANCO DE LA MUERTE, POR AGUSTÍN SALINAS TERUEL
El empuje reconquistador prosiguió en los años siguientes con la toma de Tudela, Tarazona, Borja, Épila y Ricla (1119), la repoblación de Soria (1120) y la derrota de la contraofensiva almorávide en la batalla de Cutanda (1120). Además tomó el control de los valles del Jalón y Jiloca, con Calatayud y Daroca.
En la conquista de Almería en 1147 por el Reino de
Castilla, Alfonso VII tuvo la fortuna de contar con la
colaboración de su yerno García V de Navarra y de sus huestes,
caballeros navarros, vascongados y montañeses como Lope de Ochoa, Alfonso de
Muñatorres, Pedro de Crento, Juan de Castejón, Ruy Ibarra de los Abrojos,
Fortún de Santisteban, Rodrigo de Azagrán, señor de Estella, Pero Niño de Torres,
el conde Iñiguez Ladrón de Guevara y familias notables como los Cosío, los
Terán o los Peralta.
Al morir en 1134, dejó sus reinos para las órdenes
militares; pero los nobles no aceptaron dicho testamento, procediendo a dividir
la herencia entre Ramiro II el Monje (Aragón) y García V el Restaurador
(Navarra).
El desorden de aquel momento
fue aprovechado por los almorávides para lanzar una gran ofensiva, en la que
recuperaron algunos territorios del valle del Ebro.
ALFONSO I EL BATALLADOR, POR FRANCISCO PRADILLA
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