Durante
el desarrollo de la Guerra de Sucesión española, los ejércitos borbónicos de
Felipe V asediaron Barcelona por tierra, mientras que por el mar los
partidarios del pretendiente como Carlos III eran apoyados por una escuadra
anglo-holandesa. Fue el primer sitio de
Barcelona, en 1706.
Por sus dotes de mando y arrojo demostrados ya en diversos combates de este conflicto, Blas de Lezo recibió la difícil misión de dar escolta y protección a los barcos de transportes de pertrechos y municiones que por vía marítima se enviaban desde Francia a España con destino al ejército hispano-francés.
Sirviéndose
de sus dotes de inteligente estratega y a pesar de la inferioridad de recursos
con los que contaba, su pequeña flotilla pudo romper el cerco pro-austracista y
llevar la flota de transporte a refugio del puerto de Barcelona.
Llegó
el momento en el que Lezo se vio rodeado por varios buques de guerra enemigos
al mando del almirante Cloudesly Showell, que izaba su insignia en el Britannia. Precisamente en este navío
estaba embarcado el oficial Edward
Vernon, que supo de nuevo de Lezo, por lo que era la segunda ocasión en que
se encontraban, tras el combate de Vélez-Málaga.
Para
romper el cerco, Lezo se atrevió a incendiar alguno de sus propios barcos lanzado
hacia el centro de la línea defensiva que formaba la Armada inglesa, con el
objetivo de abrir brecha. También apiló paja húmeda en parrillas de hierro que
puso flotando y que al quemarse generó una densa nube de humo que ocultaba los
navíos españoles cuando se abrieron paso entre las naves enemigas. Pero además
cargó sus cañones con unos casquetes de armazón delgada con material
incendiario dentro, que, al ser disparados, prendían fuego a los buques
británicos. Estos se mostraron confusos ante tal despliegue de ingenio.
ESTATUA DE BLAS DE LEZO EN MADRID
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