PATRIOTAS VASCOS Y NAVARROS

TERRITORIO

ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

09/03/2025

Lorenzo de Arzueta


Constructor naval de embarcaciones para la Real Armada española en el puerto de Pasajes y el Astillero de El Ferrol entre los años de 1718 y 1740

LORENZO DE ARZUETA

Lorenzo de Arzueta era natural de San Pedro de Deusto, Vizcaya. Fue constructor naval especializado en la fabricación de embarcaciones con destino a las Reales Armadas españolas durante el reinado de Felipe V, entre los años de 1718 y 1740.

En 1717, presentó a la Corte un pliego de condiciones ofreciéndose a construir tres navíos de línea en alguno de los astilleros del puerto de Pasajes. Aunque fue concedido el asiento, Arzueta decidió abandonarlo y cederlo a Juan Bauptista de Guendía.

En 1729, volvió a Pasajes para fabricar los tres navíos que le había encargado Juan Antonio de Gandica, compaginando estas unidades con su actividad naval en las factorías de la ría de Bilbao.

La década 1730 marcará el inicio de una nueva etapa en su carrera profesional. Arzueta abandonó los astilleros del Cantábrico oriental y pasó a trabajar de constructor y de perito industrial en el Departamento naval de El Ferrol.

En el Real Astillero de El Ferrol se encargó de diseñar el plano de una fragata y de construir una chata. En el Astillero de La Graña construyó por asiento una fragata de 40 cañones, y reconoció el estado en el que se encontraban diversos navíos, entre estos el Santiago y el Galicia.

05/03/2025

Juan de Zuazola e Idiáquez


Juez de la Audiencia de Sevilla en 1559 y oidor de la de Valladolid en 1567, miembro del Consejo de Órdenes en 1572 y del Consejo de Castilla en 1582, y obispo de Astorga en 1589

JUAN DE ZUAZOLA E IDIÁQUEZ

Juan de Zuazola e Idiáquez era natural de Azcoitia, Guipúzcoa, donde nació en la primera mitad del siglo XVI. Su padre, Pedro Zuazola, fue consejero real y miembro del Tesoro Real del emperador Carlos V, y su madre María Idiáquez y Loidi. Además de Pedro, tuvo como hermano a Francisco Zuazola y Idiáquez, miembro del Consejo de Estado y oidor en la Chancillería de Valladolid.

Realizó estudios de derecho canónico en la Universidad de Salamanca, la más prestigiosa en la España del Renacimiento y una de las más avanzadas de Europa gracias a las aportaciones de su escuela jurídica y filosófica.

Pero sería en la ciudad de Sevilla, donde iniciaría su carrera burocrática en la administración del rey Felipe II. El 12 de marzo de 1559, fue nombrado juez de grados en la Real Audiencia de la ciudad hispalense. Entre otras autoridades, pudo conocer a Antonio Rodríguez de Pazos, general inquisidor de Sevilla y más tarde presidente del Consejo de Castilla.

Entre los años 1567 y 1572, Zuazola estuvo trabajando en la Chancillería de Valladolid, bajo el cargo de oidor.

En septiembre de 1572, recibió el acceso como miembro del Consejo de Órdenes, tras conseguir merced de título en Alcántara. En este órgano de poder actuó como presidente interino durante el interregno que se produjo entre la marcha de Antonio de Padilla y la llegada a la presidencia de Francisco Zapata de Cisneros, el primer conde de Barajas.

En febrero de 1579, Felipe II le concedió el patronato de la Iglesia de Santa María de Azcoitia, su ciudad natal, que diez años después, en 1589, le sucedió a su sobrino Martín de Idiáquez y Ortiz de Balda, secretario real del Consejo del Norte.

Durante su carrera burocrática, intentó en varias ocasiones acceder al Real Consejo de Castilla, sin resultados. Por fin, en noviembre de 1581, fue aceptado, y al año siguiente oficializado. Durante su consejería, Zuazola se implicó en varios asuntos, entre las que destacó su presidencia del Honrado Concejo de la Mesta, en el año 1587.

Por contra, sufrió algunos enfrentamientos con Zapata de Cisneros, cuando esté tomó el control del Real Consejo castellano, quien promovió que se enviase al guipuzcoano a algún obispado, desde febrero de 1587.

Así, en 1589, Zuazola fue requerido para dirigir el Obispado de Astorga, ciudad a la que llegó el 2 de septiembre. Poco tiempo después, el 1 de noviembre de 1590, Juan de Zuazola e Idiáquez falleció durante una visita a la localidad zamorana de Santa María de Tera. Fue enterrado en la catedral de Astorga.

Su hermano Francisco Zuazola y Idiáquez estudió en la Universidad de Salamanca e ingresó en el Colegio Mayor de Cuenca. En enero de 1577, fue nombrado oidor de la Audiencia y Chancillería Real de Valladolid, oficio que juró en febrero del año siguiente. Allí estuvo hasta que pasó a ser miembro del Consejo Real de Castilla, hasta agosto de 1589, fecha de su muerte.

01/03/2025

Alegoría de la defensa de Filipinas por el alavés Simón de Anda y Salazar


Alegoría de la defensa de Filipinas por el alavés don Simón de Anda y Salazar es un óleo sobre lienzo pintado en 1762, cuya autoría es desconocida. Tiene unas dimensiones de 238,5 centímetros de alto por 335 de ancho, y se expone en una sala del Museo de Bellas Artes de Álava en Vitoria.

El magistrado en la Audiencia de Manila, el alavés Simón de Anda y Salazar, se distinguió en la resistencia española del archipiélago, siendo el principal artífice de la permanencia en el Imperio español.

Tras ser apresado el gobernador en funciones Manuel Antonio Rojo, el oidor Anda se proclamó de manera interina gobernador y capitán general de Filipinas desde 1762 a 1764, en la ciudad de Bacolor de Pampanga, en la isla de Luzón. Desde allí, encabezó un movimiento de resistencia al invasor, a quien mantuvo sitiado en la capital Manila y en el puerto marítimo Cavite, con la ayuda de españoles y nativos filipinos leales. Posteriormente, fue nombrado gobernador titular desde 1770 hasta 1776.

ALEGORÍA DE LA DEFENSA DE FILIPINAS POR EL ALAVÉS SIMÓN DE ANDA

El lienzo está dividido en 22 secciones que describen la defensa española de las islas Filipinas frente a un ataque de la Armada inglesa en 1762, aprovechando el contexto de rivalidad entre España y Gran Bretaña durante la Guerra de los Siete Años.

En el centro de la obra se encuentra un mapa del archipiélago y en su parte superior destaca un retrato de Simón de Anda junto a un ángel con trompeta anunciando la victoria española. En la parte inferior aparece un pergamino con un texto explicativo en español de la época sobre las 22 secciones. La letra está bastante desgastada y algunas palabras desaparecidas de forma parcial o total, por lo que es difícil su comprensión en algunas frases, resultando un mensaje ilógico o sin sentido.

También aparece el escudo real de Carlos III y el escudo nobiliario de Anda.

AÑO DE 1762

1. El día 4 de octubre a las 10 de la noche, estando sitiada la ciudad d Manila por los ingleses, salí de esta el oidor Simón de Anda y Salazar con Ricardo Villaseñor, abogado fiscal, y José de Villegas Flores, con real provisión de juez, visitador general de todas las provincias, y teniente de gobernador y capitán general.



2. El día 5 en la Provincia de Bucalan, inteligenciado de haber tomado por asalto en enemigo inglés la ciudad de Manila declara conservarle y continuarse en el solo la Real Audiencia, y que a esta correspondía el Gobierno y Capitanía

4. En contraposición la Real Audiencia Gobernadora declara a el Gobierno, y Consejo Británico de Manila por no vasallo de su soberano y ser piratas, y ofreció diez mil pesos a el que prendiese a cualquiera de sus individuos, o entregase sus cabezas.

A… Da Ord' la misma A … …ra que el cancill' de S. M. y de el Comercil, q trajo el Filipino y estaba… P… aquí por la Contra costa a Sa…fe con fig…



3. Declarado y publicado en 4 de noviembre el Consejo, y Gobierno Británico por rebelde a las dos Coronas Británica y Católica repitió este execrable exceso por 2ª y 3ª vez ofreciendo cinco mil pesos a quien lo entregasen vivo o muerto.



5. Convoca a Juna General a las dos Provincias de Bucalan y Pampariga en 7 de (…) da(…) y resuélvase en ellas conservar el país en la obediencia de su majestad católica … la posesión q pretendía por la cesión violenta que se le había hecho.



6. Acamparon dos regímenes de indios pamparigos, Bulaces en las cercanías de Midoro de Meislylo, avistados del enemigo, huyeron advertidos por el traidor Orendain, y los llevaron a Manila.



7. Descúbrase la conjura de los sangleses (chinos afincados en Filipinas) en Manila, y el 22 de diciembre. En batalla campal fueron vencidos con muchos muertos por ambas partes. Fueron presos más de 400 y por consejo de guerra padecieron la pena de degüelle.



8. Procuran los ingleses tener inteligencia con los pamparingos por medio del traidor Orendain. La Real Audiencia los descubrió, y el 16 de enero celebra Junta Provincial, y en ella queda acordado padezca el que delinquiere en infidencia, con lo que se evitó el peligro.



9. Tomó el enemigo en 23 de enero el pueblo de Bucalan, por haberse acabado la pólvora. El alcalde mayor Francisco Cavada, Francisco Ibarra y el fraile Agustín de la orden Agustinos Recoletos murieron matando. Fueron prisioneros pocos españoles e indios, y entregados a la crueldad de los chinos para que los matases. Quedan libres José Eslaba, Francisco Galán y treinta fusileros, con los cuales y los indios de la Pamparinga y Bucalan cedieron la Real Audiencia al enemigo, desampara este su puesto y huyó a Manila.



10. Rebelase la Provincia de Ylocos, engañada por Diego Silan, nombran a este por alcalde los ingleses. Espele al que estaba por rey, mata a los españoles, prende al obispo Iztariz y religiosos agustinos para degollarlos, ofree a la Real Audiencia Gobernadora mil pesos por la cabeza del traidor a Miguel Gerónimo Vicos, mata este al tirano de un trabucazo cargado por María Leonor Josefa India pral y mujer de Esteban de los Reyes natural de Cádiz en la primera refriega.

11. José de Busto, Francisco Galán, Mario Cabanillas y otros trece españoles combaten a dos mil chinos, ingleses y sipayes. Libertan al cura del pueblo de Quiapo quien someten crueldades. Pero vencidos con pérdida de muchos se retiraron precipitadamente a Manila, llevando los nuestros las campanas del pueblo a la fundación de la Pampariga.



12. En la fundación de Manila, mandado por José de Busto, sale derrotado el inglés. No obstante, fue desmontada la artillería y perdida la formación, el costado izquierdo ocupado por una compañía Pampariga.



13. La Provincia de Pangalihan se revela y envía a la Real Audiencia Gobernadora a Fernando de Araya a aplacarlos. Les gana el estandarte en Bayamban y se fingen reducidos para que se retirase la tropa española. Reinciden con más furor en la revuelta. La Real Audiencia procura atraerlos de paz, les ofrece en rehenes a Tomás de Anda, su hijo, no le admiten, matan al justicia mayor, pegan fuego al Convento de Calasian en cuia Torre se liberto el alcalde con dos españoles. Envía la Real Audiencia a Pedro Bonardel y a Mariano Anza y Urrutia con tropa para llevarlo todo a sangre y fuego, como se ejecutó libertando al alcalde y gobernador provincial el castigo.



14. Esta Audiencia Gobernadora su residencia en Bacolor, capital de la Pamparinga y planea la defensa de las islas, y fábricas de pólvora. Dispones de medios de beneficiar salitre, con que consigue hacer pólvora de mejor calidad que la de los ingleses.



15. Emprende fundición de artillería y lo consigue y establece para el mismo efecto.



16. Forma herrerías para la construcción y composición de armas y suministros de obras reales.



17. Consigue formar un lúcido Ejército de Infantería y Caballería española, con regimientos bojolanos y tagalos, con que se formó el real campo en el pueblo de Polo a cientos de leguas de Manila, al comandante José Busto.



18. Forma la Compañía del Príncipe y Cuerpo de Infantería amparo en Guaya pueblo de la Pampinga al mando de Fernando Araya.



19. Toman los ingleses el Convento de Orión en la Provincia de Batan, y son son rechazados por los españoles y naturales de ella comandante Pedro Boan.



20. Van los ingleses a Binan en la laguna de Bay, y son también rechazados por los españoles e indios.



21. Entra el ejército del rey a tomar posesión de Manila y a su frente el oidor Simón de Anda y Salazar con José de Busto.



22. En virtud de la cesión de las islas hecha a favor de los ingleses, estos señores de nombrados títulos de alcaldes y gobernadores de servidumbre del rey de Inglaterra. Lo que resiste interinamente, la Real Audiencia, Gobernación de su majestad entregan títulos que pertenecen.



23. Declarado de Anda por rebela a las dos majestades, despachan los ingleses. Persona, quien para evitar el peligro, aunque dio en audiencia, a todos fue con la preocupación de dos pistolas amartilladas y bayoneta sobre la mesa.



NOTA. Los militares vestidos de encarnado son ingleses, los demás españoles o indios.


25/02/2025

Título del Señor de Vizcaya


El Señorío de Vizcaya siempre estuvo encabezado por una persona ajena al mismo, en el sentido de no estar integrado en el sistema de linajes y bandos vizcaínos, pero se situó por encima de estos como autoridad suprema. Esta autoridad tenía un carácter jurisdiccional y, en cierto modo, estaba mediatizada por las Juntas Generales celebradas a requerimiento de los Parientes Mayores.

La autoridad señorial se vio difuminada a partir de 1379, ya que el señor de Vizcaya se convirtió en el propio rey de Castilla, y más tarde monarca de España, lo que hacía confundir a ambos poderes y beneficiar a los vizcaínos, en el sentido de alejar aún más la autoridad señorial respecto a su territorio.

Pero aunque difuminada, la autoridad del señor se mantuvo sobre el Señorío de Vizcaya, y su tenencia sobre las Provincias de Álava y Guipúzcoa, así como sobre sus habitantes, a los que aquel denominaba sus hidalgos y labradores o bien sus vasallos. Estos, en reconocimiento de su señorío y según su propia condición, le pagaban tributos o le prestaban servicios de armas.

Hidalgos del señor eran aquellos que prestaban servicios militares, recibiendo normalmente a cambio mercedes y privilegios. El resto de los vizcaínos eran pecheros del señor, quienes contaban a su vez con sus propios labradores, los llamados censuarios en la Baja Edad Media, a los que libremente podía donar o enajenar tanto a favor de otros nobles como de las villas.

señores Vizcaya Haro Lara Castilla
SEÑORES DE VIZCAYA JUNTO AL REY DE CASTILLA

Como señor jurisdiccional de Vizcaya obtenía rentas provenientes tanto de los pechos pagados por los habitantes de las villas y los labradores, como del ejercicio de la justicia, derechos derivados de los prebostes de las villas y, sobre todo, los derechos de las ferrerías, cobrando también algún censo más. Junto a esto, el señor gozaba también de ciertas propiedades: montes y seles, como queda de manifiesto en el Cuaderno de 1342, cuando se delimitó la propiedad que correspondía a los hidalgos y al señor.

No obstante, el señor de Vizcaya debía recibir sólo una parte, a veces mínima, de todos estos derechos. Tanto antes como después de que dicho Señorío recayera en la Corona, las donaciones eran abundantes y fueron aumentando a lo largo de todo el período. Ejemplos de este hecho los hay en abundancia y en ellos se donaba tanto determinadas cantidades de maravedís, generalmente para el mantenimiento de flotas mareantes que aseguren el apoyo armado del receptor, como monasterios con todos sus derechos.

Desde los siglos XI y XII, tanto los reyes de Navarra como los de Castilla, alternativamente, encontraron a veces resistencia en los señores de Vizcaya para imponer su dominio y autoridad. El historiador Juan Antonio de Ibarra cita varios casos:

1. Sancho VI el Sabio, rey de Navarra, fue rechazado en 1160 por Lope I Díaz de Haro

2. Fernando III el Santo, rey de León y de Castilla, llegó a Valmaseda pero se detuvo al pactar con Diego III López de Haro

3. Sancho IV el Bravo, rey de León y de Castilla, mató a su valido y gran jerarca en el Reino de Castilla, Diego IV López de Haro, en Alfaro, en 1288, y luego ocupó Vizcaya por la fuerza (salvo Orduña y Valmaseda), retirándose después.

4. Fernando IV, Alfonso XI y Pedro I, reyes de León y de Castilla, realizaron sucesivos intentos de ocupación de castillos y casas fuertes con el propósito de imponer su poder en el Señorío, fracasando en sus intentos.

SEÑORES DE VIZCAYA EN LAS JUNTAS DE GUERNICA

En aquellos tiempos, esto sucedía en muchas zonas de los Reinos de Castilla y Aragón, donde grandes magnates semi-soberanos imponían su poder por sus señoríos. Pero estos hechos se produjeron para imponer la autoridad real ante señores díscolos o por razones familiares en casos sucesorios; en ningún caso para suprimir libertades y fueros de que gozaran muchas regiones y villas de los reinos medievales. Por otra parte, los señores de Vizcaya, Haros o Laras, aceptaron siempre la autoridad superior de los reyes navarros o castellanos, de los que en cierto modo eran vasallos, con las rebeldías y cambios de bandos que eran corriente en aquellos tiempos.

Según Juan Antonio de Ibarra, el señor de Vizcaya era soberano e independiente en su territorio y vasallo de los reyes de Navarra o Castilla, sólo en los estados que les concedían en sus Reinos, pero no en el Señorío. Es un juego inteligente sobre ficciones jurídicas, pero sin peso histórico suficiente en relación a la realidad de los hechos. El propio Ibarra reconoce que:
"los vínculos y ligaduras entre los Señores de Vizcaya y los Reyes de Castilla fueron tantos que caminaron juntos en muchas empresas durante la Reconquista y parecieron en algunos momentos estar unidos políticamente."

"Relativamente soberanos e independientes" respecto a la Corona, señores de horca y cuchillo, con sus propias mesnadas, inclinándose por un bando o por otro, al servicio del rey o enfrentándose a él, lo fueron los Guzmán y los Ponce de León en Andalucía, los Fajardo en Murcia, los Pardo de Cela en Galicia, los Benavente en Zamora, los Mendoza en tierras de Guadalajara y de Madrid, etc., y fueros y privilegios tuvieron muchas ciudades. La diferencia con Vizcaya, muy importante históricamente y respetable en lo político y jurídico, estuvo en la especie de capitanía de lo vasco ancestral que tomó esta admirable zona vasconizada en la Edad Media, manteniendo con afán su singularidad histórica, que los reyes de Castilla, y de España después, no sólo aceptaron sino que juraron y conservaron.

Sepultura señor Vizcaya Casa Haro claustro monasterio Santa María Real Nájera
SEPULTURAS DE SEÑORES DE VIZCAYA

21/02/2025

Francisco Antonio Echánove y Echánove


Ingeniero de caminos, canales y puertos, y agrónomo. Fue ingeniero-jefe de obras públicas de las Provincias Vascongadas y Navarra en 1848, dedicado a tareas como adecuación de nuevas técnicas en procesos productivos del hierro, diseño y mantenimiento de caminos, asesoramiento en la construcción de vía férreas, mejora de la industria de molienda de los cereales, colaborador en comisiones y editor de informes y memorias, entre los que destaca el Informe sobre modificaciones en las forjas para mejorar la fabricación del hierro, en 1831.

FRANCISCO ANTONIO ECHÁNOVE Y ECHÁNOVE

Francisco Antonio Echánove y Echánove nació en Vitoria, en 1797. Pertenecía a una familia vizcaína de Mañaría, en la que predominaban los constructores e ingenieros, con actuaciones en el País Vasco y en el norte de Castilla. Su padre, Manuel de Echánove, fue ingeniero y arquitecto, que trabajó como ayudante de la Inspección General de Caminos.

Entre 1811 y 1816, estudió en el Real Seminario de Nobles de Vergara, perteneciente a la Real Sociedad Económica Bascongada. Siendo alumno y socio de esta institución, dedicó su vida al estudio "con el fin de servir a la Patria perfeccionando la agricultura, promoviendo la industria y extendiendo el comercio" como describen sus estatutos.

Entre 1817 y 1820, continuó en el Real Laboratorio Físico-Químico de Palacio.

En 1820, tras aprobar el examen, consiguió ingresar en la Escuela de Caminos y Canales de Madrid, que fue reabierta ese mismo año.

En mayo de 1822, consiguió un contrato como agregado del proyecto del canal que uniría los ríos Duero y Ebro, que no se finalizó.

En 1823, tras la restauración de Fernando VII en el trono español, la Escuela de Caminos fue obligada a cerrar por haber apoyado al gobierno constitucional.

Tras finalizar sus estudios, fue requerido por la Diputación del Señorío de Vizcaya para tomar parte de una Comisión de mejoras en la elaboración del hierro. En 1829, fue ascendido a director del proyecto Labranza experimental de ensayos, que pretendía conseguir una mejor eficiencia en la industria de las viejas ferrerías vizcaínas. Echánove tenía por delante la difícil tarea de fomentar un sector que se encontraba en crisis, y que aún no había renovado las técnicas de producción férrea.

A inicios de año, comenzó sus ensayos en las ferrerías de Anuncibay y Bedia. Los resultados de aquellas pruebas y mejoras quedaron impresos en el Informe sobre modificaciones en las forjas para mejorar la fabricación del hierro, que fue impreso por la Junta General de Guernica en julio de 1831.

REAL SEMINARIO DE VERGARA

Por solicitud de la Diputación, en los meses de octubre y noviembre Echánove emprendió un viaje por el sur de Francia e Italia, al objeto de visitar las ferrerías y analizar sus avances técnicos en siderurgia, como los altos hornos y el carbón mineral. Formaba parte de la llamada Comisión de mejoras en la elaboración del hierro, y pudo conocer numerosas instalaciones fabriles y agrícolas.

En Urdex, visitó una gran fundición al pie de los Pirineos, cerca de Canfranc, restaurada en 1828; los sistemas de riego instalados de Pau a Tarbes; algunos molinos harineros del valle del Garona; unos plantíos de moreras para obtención del gusano de seda en Lyon; la fábrica de tejidos de algodón en Tour du Pim; una plantación de cáñamo y una fábrica de guantes en Grenoble; varias ferrerías de acero en Ribes; fábricas de paños y papel en Chambery; y multitud de instalaciones y herramientas ganaderas u obras públicas por cualquier población de su largo itinerario hasta Turín.

De entre todos aquellos centros productivos, destacaron las fundiciones de hierro de Foix y Toulouse, donde pudo comprobar los mayores rendimientos de la metalurgia francesa, aunque ésta seguía usando carbón vegetal. La técnica francesa implicaba la mejora en rendimiento, que Echánove adaptó en su informe al caso vizcaíno, incluyendo modificaciones en el sistema productivo. Pero mantenía el sistema basado en carbón vegetal hasta mediados del XIX, no adoptaba la quema del carbón mineral como fuente de energía del alto horno británico.

Todas aquellas experiencias y conocimientos quedaron escritos en un Diario de viaje, en cuyo informe aseguraba la necesidad de adoptar las nuevas técnicas europeas en el sistema de producción férrea del Señorío.

En marzo de 1833, Echánove fue nombrado ingeniero de la Empresa del Real Canal de Castilla la Vieja, en la que también trabajaba su primo Francisco Echánove Guinea. Esta misma empresa le solicitó como director económico del proyecto Desagüe de la Laguna de la Nava de Campos, en Palencia, estableciéndose en Grijota, en mayo. Se acerba así a su gran vocación, la ingeniería agrónoma. El proyecto tenía dos objetivos: la explotación agrícola de más de 2.000 hectáreas de tierra que periódicamente se inundaban; y la prevención sanitaria de 4.000 vecinos de los pueblos próximos de contagiarse de fiebres desarrolladas por el estancamiento de las aguas. Pero, el proyecto no se materializó hasta 1839, debido a la oposición de los labradores de la zona y las trabas de la administración.

CANAL DE CASTILLA

Durante su estancia en el entorno rural castellano, pudo observar la rudimentaria obtención de harina en los molinos del Canal de Campos, donde aún se cernían las moliendas en cedazos cilíndricos movidos a brazo. Después de estudiarlo, propuso la transformación de este procedimiento por el sistema americano, con el que la limpia, molienda y cernido clasificado se hacían sin intermitencia, mediante maquinaria movida por ruedas hidráulicas o fuerza de vapor.

En febrero de 1837, se asignaron las tierras desecadas de la laguna a los nuevos propietarios labradores. Desgraciadamente, los vecinos de los pueblos colindantes reaccionaron destruyendo las obras de desecación y acondicionamiento como venganza, pues pretendían apoderarse de aquellos terrenos. El agua volvía a extender, lo que generó un retraso en el curso del proyecto.

En estos meses de 1837, Echánove recibió la dirección de la Jefatura económica de la empresa, de forma interina. Esto le sirvió para poner en marcha su proyecto de instalar una fábrica de harinas aprovechando el salto de una de las esclusas del canal, en Dueñas, cuyo funcionamiento sería mediante el sistema americano. Fue la primera productora del sector que introducía el sistema hidráulico en Castilla, en diciembre de 1838.

La empresa consiguió grandes resultados en el proceso productivo de harinas, que decidió construir otras dos instalaciones análogas. No solo incluyeron a todos los molinos del canal, sino de los de los ríos y cauces inmediatos, creando grandes beneficios a la agricultura, a los fabricantes y a la navegación. Echänove se había convertido en el precursor de las modernas fábricas de harinas en Castilla.

FÁBRICA DE HARINAS SAN ANTONIO DEL CANAL DE CASTILLA

En 1838, escribió un interesante estudio de carácter práctico Apuntaciones sobre el empleo de presidiarios en las Obras Publicas sobre su experiencia en el aprovechamiento de reclusos como mano de obra en la construcción del canal, y fue miembro de la Sociedad Económica Palentina de Amigos del País.

En 20 de julio de 1838 emprende nuevo viaje a Toulouse, pero como no podía atravesar el País Vasco en plena Primera Guerra Carlista, fue por Burgos a embarcarse a Santander. Tras arriar en San Sebastián, describió obras públicas, explotaciones ganaderas y agrícolas e instalaciones productivas tanto de poblaciones vascas como francesas por las que pasó, dejando un amplio Diario de viaje sobre sus observaciones. Sobre las comunicaciones entre ciudades, Echánove trataba de introducir en la conservación de los caminos de España todos los adelantos apreciados por él mismo en las carreteras de Francia.

En 1839, terminaba sus servicios en la Empresa del Canal de Castilla y pasaba a trabajar en la dirección del Camino Carbonífero de Asturias, con residencia en Oviedo. Era requerido por otras empresas debido a su conocimiento sobre el mantenimiento de caminos y la construcción vías férreas, redactando informes y proyectos.

En octubre de 1840, Echánove fue destinado a la dirección de las obras públicas del distrito de obras públicas de Burgos, ciudad en la que se instaló. Desde este cargo, pudo introducir adelantos que había estudiado en el último viaje por el sur de Francia. Un año después, publicó la obra Reglamento para el servicio de camineros en la conservación de caminos.

En 1845, casó con Elena Arcocha, con la que tuvo diez hijos. Pertenecía a familia de abolengo vascongado procedente del valle de Orozco, que se afincó en Burgos en el siglo XVIII.

A mediados del siglo XIX, el gobierno constitucional de Isabel II emprendió un plan de construcción de líneas de ferrocarril en España. En agosto de 1848, Echánove fue nombrado ingeniero-jefe obras públicas de las Provincias Vascongadas y Navarra, con residencia en Vitoria.

FERROCARRIL DEL NORTE

En 1851, Echánove fue solicitado por el ayuntamiento de Vitoria para formar parte entre los expertos de la Comisión del Ferrocarril del Norte para ejecutar una vía férrea que uniese los ríos Ebro y Bidasoa pasando por Vitoria, cuya construcción estaba asignada a una empresa de Bilbao por el gobierno central. La comisión tenía que decidir si prestar apoyos materiales a la línea del Ferrocarril del Norte y establecer el mejor itinerario desde el punto de vista económico y ejecutivo.

En 1852, a petición del ayuntamiento, emitió un dictamen final sobre el trazado de la línea férrea Ebro-Bidasoa pasando por Vitoria, la primera en el norte de España. Un año después, formaría parte de la comisión que gestionase la concesión de la línea del ferrocarril del Norte junto a otras dos personas destacadas de Vitoria.

Ascendido a ingeniero inspector del Distrito de Valladolid, en 1854, tuvo a sus órdenes en Präxedes Mateo Sagasta, que estaba destinado en Zamora por ser diputado y jefe de la Junta Revolucionaria de esta provincia.

En 1855, Echánove abandonó voluntariamente su puesto en el Cuerpo de Ingenieros de Caminos, tras más de treinta años de servicios al Estado. No estaba interesado en seguir siendo inspector general o consejero de obras públicas, en continuar con sus asesoramientos viales e industriales. Decidió dedicarse a proyectos personales de explotaciones agrícolas en las provincias de Palencia y Burgos, pues la agronomía era su auténtica vocación.

Así, se instaló en terrenos rústicos de Dueñas, propiedad de su mujer, provincia de Palencia y cercano a Valladolid, estableció su propia Granja del Pasatiempo, basada en explotaciones agracias y ganado lanar y vacuno. Para realizar experimentos de cultivos aprovecho el monasterio de San Isidro de Dueñas, que había adquirido en subasta en 1852, tras la desamortización de los bienes de la Iglesia por Álvarez de Mendizábal.

Ayudado por una escogida biblioteca de agricultura, escribió algunos folletos que publicó en Burgos con la intención de divulgar la ciencia agrónoma. No eran trabajos originales tras una severa investigación, pues la finalidad era la aplicación práctica entre la clase trabajadora más ignorante. Aquellos informes tenían por títulos Memoria sobre el cultivo de la remolacha (1859) y Medios prácticos para la fabricación de vinos tintos y claretes (1865).

Aunque hizo referencia al carácter industrial de la planta productora de azúcar y del vino, se centró más en aspectos relacionados con el cultivo (terrenos, labores, semillas, almacenaje, épocas y métodos de siembra, etc.). El informe de la remolacha fue abordado como planta forrajera para alimento de ganados, especialmente durante el largo invierno de Castilla.

El folleto Medios prácticos para la fabricación de vinos tintos y claretes (1865) fue lanzado al alcance de labradores e industriales para exponer conocimientos útiles.

En 1884, publicó en El Diario Palentino diversos artículos sobre Reformas urgentes para la mejora de la Agricultura en Esparza. En uno de ellos, Los intereses de Castilla, proponía la fundación de cooperativas vinícolas por parte de vinicultores de las márgenes del Pisuerga.

FRANCISCO ANTONIO ECHÁNOVE Y ECHÁNOVE

Fue vicepresidente de la Junta de Agricultura de Burgos y, en 1859, al celebrarse una exposición agrícola en Valladolid, propuso la creación de una Sociedad Castellana de Emulación y Fomento. El espíritu de esta sociedad era "La unión hace la fuerza", y su divisa "Todos y cada uno". Parece una clara imitación de la Sociedad Económica Bascongada de Amigos del País que tanto conocía Echánove, cuyo lema era "Las tres son una" (Irurak bat).

En 1867, intentó montar en ciertos terrenos desecados una gran explotación agrícola, aunque no logró superar las dificultades burocráticas y la incomprensión de los agricultores de la zona. En 1876, remitió un escrito a la Dirección General de Agricultura encomiando la importancia de la repoblación forestal.

Una Real Orden de noviembre de 1856 facultaba al gobernador de Burgos a nombrar a Echánove como regidor de Obras y Aguas, y de Paseos y Arbolados de la ciudad, muy acordes ambas con su profesión y sus aficiones, pero sin su consentimiento. Rechazó el cargo en varias ocasiones, ausentándose ya en la primera sesión del Ayuntamiento. En su defensa aseguraba por misiva al gobernador:
"Me he propuesto dar a conocer nuevos útiles y prácticas agrícolas, cuya realización sin mi presencia sería imposible... hago un servicio práctico tan útil a la Agricultura como al Estado..."

Mantuvo un pleito de más de tres años con el ayuntamiento de Burgos hasta conseguir la anulación. Falleció en esta ciudad en 1895.


18/02/2025

Combate naval de las Dunas de 1639 por Antonio de Oquendo


La Guerra de Flandes enfrentó a la Monarquía española con las diecisiete Provincias de Unidas de los Países Bajos, con el fin de conseguir la independencia. La sublevación contra el monarca hispánico se inició en 1568 y terminó en 1648 con la firma del Tratado de Westfalia y el reconocimiento de la independencia de las siete Provincias Unidas que hoy forman Holanda. Las provincias que hoy forman los estados de Bélgica y Luxemburgo permanecieron leales a la Corona española. Tras un periodo de alto el fuego entre las potencias enemigas conocido como Pax Hispanica, el conflicto se reactivó desde 1618 hasta 1648, cuya denominación recibe el nombre de Guerra de los Treinta Años.

Durante el transcurso de esta guerra tuvo lugar la batalla naval de las Dunas, entre las armadas española y holandesa, tuvo lugar el 21 de octubre de 1639 en la rada de las Dunas (The Downs), cerca de la costa del condado de Kent, en Inglaterra.

ANTONIO DE OQUENDO EN EL COMBATE DE LAS DUNAS

En agosto de 1639, se formó en Cádiz una escuadra de 23 barcos y 1.679 hombres de mar para operar contra Francia y Holanda al mando del donostiarra Antonio de Oquendo y Zandategui, hijo del heroico Miguel de Oquendo y Segura. Junto a Oquendo estaban los almirantes Tomás de Echaburu, Martín Ladrón de Guevara, Lope de Hoces, Pedro Vélez de Medrano, Jerónimo Masibriadi y Mateo Ulajani. Esta flota estaba formada por el sistema mixto de contrata y embargo, llevando barcos de España, Ragusa, Nápoles, Dinamarca y Alemania.

Salieron hacia Flandes, uniéndose en La Coruña a la escuadra de Dunquerque. Acompañaban a la escuadra 12 transportes ingleses que llevaban tropas. La misión principal era llevar tropas y dinero a Flandes.

A finales de agosto, llegaban a La Coruña los navíos de Antonio de Oquendo, fondeando fuera del puerto para permitir la salida del resto de la flota. Se reunían así las escuadras de los almirantes Andrés de Castro, Francisco Feijó, Miguel de Horna, Matías Rombau y Francisco Sánchez Guadalupe. Estas eran naves de asiento y embargadas, se calcula que eran 29 y que provenían de Vizcaya, la Hermandad de las Cuatro Villas, Galicia, Portugal y Flandes. Además, les acompañan 12 navíos ingleses fletados como transporte de tropas.

Entre todas llevaban, según las versiones extranjeras, 27.000 hombres. Algunas versiones españolas los reducen a 6.000. La realidad debió ser unos 14.000, de los que 8.000 eran hombres de mar y guerra y el resto, infantería.

Para el conde duque de Olivares los buques y dotaciones estaban en un estado excelente de preparación y adiestramiento, ya que según él "no había salido armada como esta desde la jornada de Inglaterra". Para el almirante Feijó, de la escuadra de Galicia, estaban faltos de todo, la gente era forzada, no había bastantes artilleros y tenían poca experiencia, etc.

El 31 de agosto, se hacían a la mar, yendo Oquendo en vanguardia, en su galeón Santiago, seguido por dicha escuadra de Dunquerque. Dejaban atrás los transportes ingleses que quedaban sueltos, lo que fue un error, ya que los holandeses apresaron al menos a tres, con 1.070 infantes.

En el Canal se encontraba a la espera una Armada holandesa. Según instrucciones del príncipe de Orange, habían dividido sus fuerzas en dos escuadras: una de 50 galeones y 10 brulotes, mandada personalmente por Maarten Harpertszoon Tromp, general en jefe, y otra de 40 buques y 10 brulotes, a las órdenes del almirante Johan Evertsen.

Combate Dunas
COMBATE DE LAS DUNAS

La flota española avistó las escuadras holandesas en el paso de Calais el 15 de septiembre al anochecer. Y, al amanecer del 16, Oquendo intentó abordar a la capitana holandesa, no consiguiéndolo y recibiendo a cambio numerosos cañonazos, que dejaron su nave casi desaparejada y con 43 muertos y otros tantos heridos. A lo largo del día se entablaron escaramuzas, con el único resultado de la voladura de una nave holandesa. El combate siguió el 17, entre escaramuzas y combate artillero, sin permitir los holandeses que los españoles se acerquen a tiro de arcabuz.

El 18 del mismo mes, se le unieron a Tromp 16 naves, pero se mantuvo la misma táctica. Cayeron en el combate los almirantes Guadalupe y Ulajani, estando a punto de ser apresado el galeón de éste. En estos tres días de combate, los contendientes agotaron toda la pólvora y municiones. Tromp entró en Calais, donde el gobernador le facilitó 500 toneladas de pólvora, le permitió reparar sus buques, desembarcar a los heridos y, en 20 horas, estaba de nuevo en la mar listo para el combate.

Oquendo podría haber hecho lo mismo en los puertos amigos de Mardique (Fort-Mardyck, a 10 km al este de Dunquerque) o Dunquerque. Pero, dudando del calado de sus galeones grandes, así como dada la proximidad de la rada de Las Dunas en la costa del condado de Kent de Inglaterra, y considerando que los ingleses eran neutrales, decidió refugiarse allí, para intentar aprovisionarse y reparar sus barcos.

Después de conseguir que los ingleses cediesen el fondeadero interior a los barcos españoles, Oquendo intentaba aprovisionarse de pertrechos de guerra, informando de su presencia al embajador de España en Londres y al gobernador de los Países Bajos, consiguiendo así refuerzo de marineros y soldados desde Dunquerque. Organizó transportes en buque ligeros para llevar a Flandes el dinero y los soldados que transportaba con ese destino.

COMBATE DE LAS DUNAS

El 27 de septiembre, aprovechando una espesa niebla, Oquendo organizó un convoy con 13 pataches y fragatas que acompañarían a 56 embarcaciones costeras (la mayoría pesqueros venidos de Dunquerque), y que llegó sin novedad a Flandes, pese a estar Tromp bloqueando la salida de la rada.

Tromp mantuvo una escuadra fondeada en la salida de la rada y otra navegando por el Canal. Disponía de entre 114 a 120 naves, entre ellas 17 brulotes. Algunos relatos cuentan que permitió el paso de buques de apoyo españoles con jarcias y arboladuras, para que Oquendo pueda reparar antes sus naves y así poder entablar combate.

El 20 de octubre, Oquendo llevaba un mes fondeado en la rada de Las Dunas, cuando llegaba el primer suministro de pólvora. Era escaso, pero lo repartió entre los galeones.

El general holandés tuvo noticias de ello, y decidió atacar antes de que los españoles se hubiesen rearmado completamente. Tras lanzar sus brulotes sobre la escuadra fondeada, los españoles picaban amarras y se hacían a la mar. Entre la confusión producida por los brulotes y una espesa neblina, solo consiguieron salir de la rada 21 buques para enfrentarse a más de 100 holandeses. Los demás caían en los bancos de arena y la costa de los Downs.

Tromp lanzaba tres brulotes contra la capitana de Oquendo. Este consiguió esquivarlos, pero uno de ellos se enganchó en la proa del galeón Santa Teresa, de Lope de Hoces, que se perdió envuelto en llamas.

La batalla se entabló con los galeones españoles peleando aislados contra fuerzas cinco veces superiores. Al anochecer, aprovechando la oscuridad, algunos españoles conseguían dejar atrás a sus atacantes dirigiéndose a Mardique, llegando la nave de Oquendo, la de Masibriadi y siete buques más de la Escuadra de Dunquerque.

Del resto de los barcos, nueve se rindieron, estando en tan mal estado que tres se hundieron cuando eran llevados a puerto holandés, y los demás embarrancaron en las costas francesas o flamencas para no entregarse al enemigo.

De los que habían varado en The Downs, nueve pudieron llegar a Dunquerque. Las perdidas españolas fueron estimadas por los holandeses en 43 buques y 6.000 hombres y las holandesas estimadas por los españoles en 10 buques y unos 1.000 hombres.

El resultado de toda esta expedición fue la derrota de la flota española, que perdió 43 buques. A pesar de eso, desde España se vio la acción de Oquendo como una gran hazaña, ya que había conseguido llevar los refuerzos y los caudales al Ejército de Flandes, y salvó a la capitana y al estandarte real ante fuerzas abrumadoramente superiores.

Olvidan que, si en lugar de encerrase en la rada de Downs, se hubiese dirigido a los puertos de Flandes, no hubiese perdido casi toda su flota.

Según el historiador y almirante portugués Costa Quintella, Oquendo se "portó más como comandante de buque que como general y almirante, ya que, sin más que poner en línea sus navíos en el primer encuentro, pudo aniquilar a sus enemigos".

Oquendo hecho a pique a varios buques enemigos, y cuando entró en puerto pudieron contarse en ella 1.700 balazos de cañón, de diferentes calibres. Durante muchos días hubo que estar dando a las bombas de achique y tapando boquetes, pero al fin fue salvado el galeón Santiago. Cuando se reprochó al almirante holandés de no haberlo apresado, respondió "La capitana Real de España con don Antonio de Oquendo dentro, es invencible".

COMBATE DE LAS DUNAS

Volviendo a España, en marzo de 1640, al verle tan enfermo, le aconsejaron que marchase hacia el puerto de Pasajes, donde estaba su casa, y que se pusiese en cura. Llevaba más de cuarenta días sin desnudarse y la alta fiebre le devoraba. Contestó:
"Ya no me falta más que morir, pues he traído a puerto con reputación la nave y el estandarte. La orden que tengo es de volver a La Coruña; nunca podré mirar mejor por mí que cuando acredite mi obediencia con la muerte."

No pudo recuperarse por completo y falleció en La Coruña a los pocos días de llegar. En esta ciudad el rey le hizo vizconde y caballero de Santiago. Su arenga en dicha batalla ha pasado a la historia:
"¿Qué humor helado es, o soldados y compañeros míos, el que vilmente discurre por vuestras venas? ¿Acaso habéis olvidado que aún no ha ocho días que este enemigo, estos mesmos bajeles y este General que vemos delante, habiéndole embestido con sola esta capitana, teniendo él diez y siete navíos, nos volvió infamemente las espaldas, y no atreviéndose a esperar la carga que le quise dar, se amparó de otro navío suyo, poniéndose por su sotavento, y el siguiente día con mucho número, jamás quiso hacernos frente? ¡Repasad el empeño en que nos encontramos y considerad que no tenemos más remedio que pelear, porque retirarnos no puede ser viviendo yo! Rendirnos y perder la vida es de bestias; dejar que nos la quiten, de cobardes. Quien por vivir queda sin reputación es esclavo, y no sabe que la esclavitud no merece nombre de vida, y se deja morir de miedo de no dejarse matar. ¿Tenemos por honesto morir de enfermedad y rehusamos morir por nuestro crédito? Quien no ve la hermosura que tiene el perder la vida por no perder la honra, no tiene honra ni vida. Si Dios fuese servido que en esta ocasión la perdonamos, moriremos en defensa de ella, por el crédito de nuestro rey y por la reputación de nuestra nación. Espero que saldremos bien de este empeño, y así no os espante el número, que cuantos más fuesen tendremos más testigos de nuestra gloria. ¡Santiago y a ellos!"

San Sebastián homenajea su figura y hechos mediante una hermosa estatua erigida en 1894, en la cual puede leerse en castellano y euskera:
AL GRAN ALMIRANTE DON ANTONIO DE OQUENDO.
EXPERTO MARINO, HEROICO SOLDADO, CRISTIANO PIADOSO,
QUE AL DECLINAR EL PODERÍO DE ESPAÑA
SUPO MANTENER EN CIEN COMBATES
EL HONOR DE LA PATRIA

15/02/2025

Viaje al rededor del mundo de Martín Ignacio de Loyola



Viaje al rededor del mundo
José Ignacio Tellechea Idígoras, Editorial Dastin, Madrid (2002), 235 páginas

El itinerario de fray Martín Ignacio de Loyola, sobrino del fundador de la Compañía de Jesús san Ignacio de Loyola, fue editado en Roma en 1585 como apéndice a la obra Historia del Reino de China del agustino Juan González de Mendoza. Este libro fue un auténtico "best-séller" europeo durante cincuenta años, sobre todo por las noticias acerca del hermético Imperio chino. Fue reeditada en la primera mitad del siglo XVII y alcanzó medio centenar de ediciones.

El itinerario es un relato maravilloso de la primera vuelta íntegra al mundo que efectuó el franciscano, con extraordinaria riqueza de datos sobre Canarias, Antillas, México, Islas de los Ladrones, Filipinas, Japón, Camboya, reinos de la India y sobre todo China, visitada por el autor bajo la amenaza de una condena a muerte.

10/02/2025

Francisco Luis de Urbina y Ortiz de Zárate


Consejero de Guerra de Carlos III, teniente general del Real Ejército español y capitán general del Virreinato de Valencia

FRANCISCO LUIS DE URBINA Y ORTIZ DE ZÁRATE

Francisco Luis de Urbina y Ortiz de Zárate nació en Vitoria en 1721. Pertenecía uno de los más poderosos y ricos linajes nobiliarios de la nobleza de Álava en el siglo XVIII. Sus padres fueron Bartolomé de Urbina y Ruiz de Zurbano, primer marqués de la Alameda, y Brígida Ortiz de Zárate y González de Junquita.

Siguiendo la tradición de algunos miembros de su familia, en 1737, decidió ingresar en el Ejército español, como cadete aprendiz en la Academia de la Compañía de Guardiamarinas del Departamento Naval de Cádiz. Fue ascendió al grado de alférez de fragata, a finales de 1740.

Sin embargo, su mala adaptación a las condiciones marítimas en plena mar le hizo cambiar de arma militar. Así, en diciembre de 1741, ingresó en el Regimiento de Infantería de Guadalajara con el rango de teniente Con este batallón fue enviado a Italia para participar en la Campaña de 1742-43. Fue herido en la batalla de Camposanto, que tuvo lugar en febrero de 1743, entre España y Austria, como parte de la Guerra de Sucesión de Austria.

En 1749, viajó junto a Joaquín Atanasio Pignatelli de Aragón, consejero y diplomático hispano-italiano al servicio de la monarquía española, a Francia. El país galo era aliado de España mediante los Tratados de Familia, por eso Urbina pudo visitar diversas fábricas de armas.

Tras la llegada al trono de Carlos III en 1759, fue nombrado teniente coronel del Regimiento de Infantería de Murcia, que estaba establecido en Pamplona, con el objetivo de reorganizarlo.

REAL FÁBRICA DE ARMAS BLANCAS DE TOLEDO

Por su eficacia y rapidez, fue requerido para la remodelación de las Reales Fábricas de Armas de Placencia-Soraluce y de Toledo, y más tarde de Toulouse, que estaban estado ruinoso, siendo nombrado superintendente. Tenía que conseguir que en estas dos ciudades españolas se recuperase la tradicional fabricación de espadas y otras armas de filo. Consiguió tanto prestigio que, en abril de 1761, Carlos III visitó la Real Fábrica de Armas de Toledo, agradeciendo su aportación a las novedosas técnicas de elaboración. Este monarca ilustrado era conocedor de los métodos de fabricación, apreció la aportación de Urbina y encargó un lote de doce espadas para regalar como obsequios a sus embajadas en el extranjero.

Pero un año antes, en 1760, ya había sido ascendido a coronel, y condecorado con el hábito de la Orden de Calatrava y la encomienda de Portezuelo por méritos propios.

En octubre de 1762, fue promovido a brigadier, poniéndose al mando de Regimiento de Infantería de Sevilla. Al año siguiente, contrajo nupcias con Estefanía Engracia de Olavide, prima del consejero real Pablo de Olavide.

En la promoción general de 1770, recibió un nuevo ascenso, a mariscal de campo, y fue destinado al Ejército de Galicia y Andalucía.

REAL FÁBRICA DE ARMAS DE SORALUCE-PLACENCIA DE LAS ARMAS

En 1774, fue nombrado fiscal militar del Consejo de Guerra tras la Nueva Planta de 1773, permaneciendo en este puesto hasta el 21 de julio de 1787. Al año siguiente, tomó parte de la expedición a Argel, en la que fue herido. Por su actuación en aquella expedición recibió el ascenso al grado de teniente general en febrero de 1776.

Los primeros años de la década de los 90, Urbina recibiría una sucesión de los más altos cargos en la jerarquía militar: comandante general de Ceuta en 1790; capitán general de los Ejércitos en 1792; capitán general de Valencia y presidente de la Real Audiencia de Valencia en 1795; y miembro del Consejo de Guerra con rango de supernumerario y sin sueldo, también en 1795.

En estos años, participó en los asedios a Ceuta de 1790 y 1791, contra el sultán. Aquel conflicto se cerró mediante la llegada al poder del príncipe Sulayman, quien firmó un acuerdo de paz quedando pacificado el territorio.

Durante su gobernación en Valencia, elaboró un Plan Topográfico de la Población que se proyectó en la playa de la ciudad. Su intención era transformar las barracas de los poblados de Canyamelar y Cabo de Francia en el futuro barrio del Cabanyal y ampliar el puerto de Valencia. Además, fue nombrado director de la Real Sociedad de Amigos del País de Valencia. Mientras tanto, fue gentilhombre de cámara real y recibió la Gran Cruz de la Orden de Carlos III, en 1795. Por motivos de salud y edad, abandonó sus cargos en la ciudad levantina, en 1797.

En sus últimos años de vida, permaneció en la Corte de Carlos IV como miembro del Consejo de Guerra, siendo nombrado hidalgo de cámara. Francisco Luis de Urbina murió en Madrid, en 1799.

CONDECORACIONES MILITARES DE FRANCISCO LUIS DE URBINA

07/02/2025

Oñacinos y gamboinos: la guerra civil medieval entre bandos vascos




"La causa de las guerras entre los linajes, fue sobre envidias y sobre quién valía más, como fue antiguamente por todo el Universo Mundo... En el año del Señor de 1275 hubo guerra entre Ochoa de Butrón e Íñigo Ortiz de Ibarguen, su primo, la cual se comenzara en vida de sus padres, que eran hermanos, sobre cuál valía más en la tierra... Mataron los de Alcedo a Martín Vidal, sobrino de Martín Sánchez de Palacio, en la puente de Sopuerta... e porque Ochoa de Salazar tenía cargo de Martín Sánchez de Palacio, e non les ayudaba como quisieran, fueron a los de Velasco..."
Lope García de Salazar, Códice de las Bienandanzas e fortunas

“En el año del Señor de 1356 mató el conde Don Tello, Señor de Viscaya, a este Juan de Avendaño, en la Villa de Bilbao dentro de su palacio, y echólo de las ventanas a la plaza... Y la postrimera causa de su muerte fue porque este Conde D. Tello, que era mucho montero, tenia doce puercos monteses en Alobiña, y echólos a la plaza de Bilbao, y cabalgó en un caballo, e nunca lo pudo meter entre ellos, espantándosele, y díjole aquel Juan de Avendaño: Señor, dejadme cabalgar en ese caballo o yo le haré saltar sobrellos a pesar de sí. Y dióselo y cabalgó en él. Y como era hombre endiablado, púsole las espuelas e hízole saltar sobre aquellos puercos. Y descabalgando, y subido en Conde a comer, no faltó quien le dijo que no era par el mundo si tales cosas soportaba. Y viniendo este Juan de Avendaño al palacio después de comer, fue luego muerto a porradas, y echado por la ventana a la calle, como dicho es.”
Lope García de Salazar, Códice de las Bienandanzas e fortunas

“Quedó mandado que ningún vecino ni morador de las villas y lugares de Guipúzcoa tomase parte en los bandos de Oñaz y Gamboa, ni de otros cualquier escuderos de la tierra y si tal hiciese, pechara en pena al merino 600 maravedies... Que si los bandos de Oñaz y Gamboa o algunos otros escuderos de la dicha tierra de Guipúzcoa tuviesen asonadas entre sí o con otros, ninguno de los dichos bandos que morasen en las villas y lugares fúeran osados de ir a las asonadas, ni dar a los referidos escuderos favor ni ayuda con las armas ni de ninguna otra manera.”
Junta General en San Sebastián, Ordenanzas de 1379