Diputado general de Guipúzcoa, y marino de la Real Armada española y de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, comendante jefe de la Expedición de Límites del Orinoco de 1751
JOSÉ DE ITURRIAGA Y AGUIRRE |
José de Iturriaga y Aguirre era natural de Azpeitia, donde nació en 1699. Fue miembro de una familia perteneciente a la élite de esta localidad guipuzcoana.
En febrero de 1718, se enroló como guardiamarina en la Real Armada a la vez que su hermano Agustín, pocos meses después de fundarse la Academia del departamento Naval de Cádiz.
Agustín de Iturriaga y Aguirre, también azpeitiarra, llegó a ser capitán de navío en 1740. Al mando del navío Constante, murió gloriosamente en el combate de Cabo Sicié, junto a las costas del Virreinato de la Nueva España, en 1767.
En 1727, fue alcalde de Azpeitia y diputado general de Guipúzcoa, sin embargo su carrera profesional iba a estar más destinada a América y la Armada española.
Durante este tiempo se dedicó al comercio del cacao venezolano como miembro de la Real Compañía Mercante Guipuzcoana de Caracas, además de de servir a la Real Armada española con el rango de teniente de navío en 1733.
En 1739, fue ascendido a capitán de fragata para realizar importantes comisiones en América con motivo del inicio de la Guerra de la Oreja de Jenkins, o Guerra del Asiento, entre España y Gran Bretaña. Iturriaga era ya considerado uno de los mejores oficiales de marina, motivo por el que fue nombrado primer director de la Compañía Guipuzcoana del cacao.
En 1740, se hizo cargo de dos navíos de la Compañía Guipuzcoana que debían transportar a Caracas militares, armas y otros pertrechos de guerra con que reforzar la desguarnecida costa de la Provincia de Venezuela, en el Virreinato de Nueva Granada.
En 1741, comandó una flotilla de cinco navío que partiendo de Cádiz llegó a La Habana, transportando dos regimientos de militares con los que reforzar la isla de Cuba ante el bloqueo inglés. Desde allí, condujo las naves a Caracas para fortalecer la defensa de los puertos de la Guaira y Puerto Cabello.
Poco después, la escuadra del almirante Charles Knowles atacaba las posiciones españolas del Caribe. Iturriaga se hizo cargo de la defensa naval e infringió a la armada británica una severa derrota primero en los combates de Puerto Cabello y, después, en la célebre defensa de La Guaira.
Su brillante protagonismo fue reconocido por la Corona con el nombramiento de capitán de navío graduado en 1745. En los años posteriores, Iturriaga se convirtió en un verdadero experto en cuestiones relacionadas con la región de Venezuela: preparó un proyecto de mejora de las fortificaciones de Puerto Cabello; y emprendió incursiones en corso por el interior del Orinoco, donde los holandeses ejercían contrabando y guerra apoyados en sus aliados caribes.
Con el estallido del movimiento de Juan Francisco de León, en 1749, la asamblea de la Compañía Guipuzcoana optó por enviar a Iturriaga de regreso a España para defender sus derechos de forma presencial. Con este motivo escribió el Manifiesto que probaba el beneficio aportado con el establecimiento de la Compañía de Caracas, publicado aquel mismo año 1749. A través de este manifiesto, Iturriaga pretendió probar ante la Corte española los beneficios mercantilistas conseguidos por la Guipuzcoana y, al mismo tiempo, la ilegalidad de la rebelión de pequeños cosecheros y contrabandistas que se acababa de producir contra ella en Venezuela.
MAPA DEL BAJO ORINOCO |
Durante esta etapa, las relaciones de Iturriaga con el poder fueron excelentes, ya que formaba parte del equipo de colaboradores de Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, que era ministro de Marina, Indias y Hacienda y principal promotor político del resurgimiento de la Armada española en el siglo XVIII. Era miembro de las Juntas de Asesoramiento presididas por Sebastián de Eslava, virrey de Nueva Granada.
En 1750, Iturriaga fue nombrado caballero de la Orden de Santiago.
En 1751, el secretario de Estado José de Carvajal le asignó el mando de la Expedición de Límites del Orinoco al capitán José de Iturriaga. Era posiblemente el oficial del Ejército más experimentado y que mejor conocía la geografía de la zona del Orinoco y el Amazonas, en concreto del paso interfluvial entre uno y otro río, que se reveló como la cuestión clave para determinar la ruta de la expedición.
Además, poseía una alta preparación científica y humanista, que fue adquiriendo mediante el estudio de los textos que conformaban su biblioteca. Entre aquellos libros se encontraban obras de Feijoo, Sarmiento, Jorge Juan, Antonio de Ulloa, La Condamine, Los ejercicios espirituales de San Ignacio, textos de náutica, astronomía, matemáticas, hidráulica y máquinas, además de algunos en lenguas francesa e inglesa que sitúan a Iturriaga entre los marinos de elevada formación a medidos del siglo XVIII.
Y, a pesar de los casi cincuenta y cinco años con que contaba Iturriaga en el momento de su nombramiento, aceptó el reto de tan complicada empresa. Llegó a confesar al capitán guipuzcoano Gaspar de Munibe, comisario de la Expedición de Límites del Sur:
"Yo estoy tan cansado de bogar al remo, que ahora diez años me pusieron en las manos, me veo todo cano, desdentado y deshecho, pero con espíritu para no desistir de la empresa, aunque fuera mil veces más trabajoso."Este nombramiento marcó el último período de actividades para Iturriaga, recibiendo la real cédula de Fernando VI de su cargo de primer comisario el 14 de diciembre de 1753. Un año antes, en 1752, había alcanzado la jefatura de Escuadra de la Armada.
La comisión debía determinar el trazado de la frontera hispano-portuguesa en la región brasileña situada entre los ríos Orinoco y Amazonas, en cumplimiento del Tratado de Límites hispano-portugués de 1750. Sin embargo, a este propósito se añadieron otros intereses de tipo político (expulsión de holandeses), científico (estudios de la canela, la quina de Guayana y el cacao) y económico (conocer el estado de las misiones y valorar las posibilidades productivas de la región).
Entre sus colaboradores figuraban el coronel Eugenio de Alvarado, los marinos José Solano y Bote, Vicente Doz y Nicolás Guerrero, el botánico sueco Pehr Löfling, los médicos Benito Paltor y Antonio Condal, los dibujantes Bruno Salvador Carmona y Juan de Dios Castel. La fragata Inmaculada Concepción y el navío Santa Ana transportaron hasta Cumaná un gran número de marinos, soldados y científicos destinados a los trabajos de trazado de la línea divisoria con los dominios portugueses en aquella región.
FRAGATA INMACULADA Y NAVÍO SANTA ANA |
Tras participar en los preparativos de la expedición, trabajó en ella desde supartida para América en 1754 hasta 1761.
Entre 1754 y 1761, desempeñó labores expedicionarias en el Orinoco y sus tributarios: exploró la Guayana, se levantaron mapas de sus costas, y recorrió el río Apure y las regiones del Cuchivero y del Cauta. Fundó los establecimientos de Ciudad Real o Altagracia en 1756 y Cuchivero en 1759. Este primer establecimiento se hizo a orillas del río Cuchivero y se le conoció como pueblo viejo, a raíz de los sucesos independentistas, el pueblo fue traslado hacia el sector donde hoy se encuentra y se le llama ahora San Francisco de Cuchivero o Pueblo Nuevo. Durante la expedición, interrumpida en 1760, además de exploraciones y fundaciones importantes, se realizaron descubrimientos biológicos y geográficos.
Desde 1762 hasta 1767, sirvió como comandante general de las fundaciones de Nuevas Poblaciones del Orinoco y Río Negro, dirigiendo un proyecto para la consolidación de la presencia española en la Guayana. Con este nombramiento culminaba una carrera dedicada a la guerra y el comercio. Fundó las poblaciones de Las Bonitas (Venezuela): situada a la margen derecha del Orinoco, frente a la isla de su nombre.
En 1767, cedió el mando a Manuel Centurión, nuevo gobernador de la Guayana. Paralítico del lado derecho, ciego y casi sordo, se desplazó a la isla de Margarita para restablecerse de su enfermedad. José de Iturriaga y Aguirre falleció al poco de llegar a Pampatar, el 14 de septiembre de 1767.
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