Terminada la Guerra de Sucesión
española, Blas de Lezo recibió el mando del buque insignia Lanfranco, también llamado León Franco y Nuestra Señora del Carmen, en 1715.
Un año después, en diciembre de 1716, partió desde Cádiz hacia Cuba en dicho
navío, escoltando a la flota de galeones del general Fernando Chacón Medina y
Salazar, destinada a recoger la plata y a auxiliar a los galeones de Ubilla y
Echevers perdidos en el canal de Bahama el año anterior. En Veracruz, pudo
desembarcar el nuevo virrey de Nueva España, Baltasar de Zúñiga y Guzmán, y
descargar el azogue y otros materiales.
Allí tomó parte de la Armada de la Mar del Sur, en aquellos
momentos formada por una flota hispano-gala compuesta de cuatro navíos de
guerra españoles (Lanfranco, Conquistador,
Triunfante y Príncipe de Asturias) más una fragata (Peregrina),
y dos navíos de línea franceses. Estaban dirigidos por Bartolomé de Urdizu y Arbelaez como jefe de escuadra y por Jean
Nicol Martinet, de origen francés al servicio de la Monarquía española.
El objetivo era limpiar las costas de
barcos piratas y erradicar el contrabando en el Virreinato del Perú para
proteger la economía española. Para ello tenían que recorrer la costa sur
atlántica de América y atravesar el cabo de Hornos, hecho que solo consiguieron
el Príncipe de Asturias y el Triunfante, debido a un tremendo
temporal. La Pelegrina y el Lanfranco de Blas de Lezo no lo consiguieron
y repostaron en Buenos Aires todo el invierno. En enero de 1718, siendo verano
austral, consiguió cruzar la Pelegrina,
llegando al puerto de Callao dos meses después.
RETRATO DE BLAS DE LEZO
En ese tiempo los navíos de Marinet lograron
capturar seis fragatas de corsarios franceses, que incorporaron a la Armada de
la Mar del Sur, entrando los ocho barcos en Callao en septiembre de 1717. Algo
parecido hizo el Lanfranco cuando, tras
regresar a Rio de la Plata después de su segundo intento, a la altura de
Montevideo encontró un navío y una fragata franceses a los que capturó (Danicant y San Francisco). Urbizu ordenó abandonar el Lanfranco para ser desguazado en Buenos Aires y con las dos nuevas
embarcaciones pudo llegar al Callao en 1720.
Cuando Urbizu y Lezo llegaron al puerto
de Callao, Marinet estaba de regreso a España por orden del virrey Santo Bueno.
Como estaba previamente acordado con Felipe V, el marino francés entregó sus
dos navíos en el puerto de Pasajes, integrándose a la nueva Armada Real como Rubí y Conquistador.
Desde 1720, Blas de Lezo ejerció como
segundo jefe de la Armada de la Mar del Sur. El primer enfrentamiento que tuvo
fue contra dos barcos ingleses: Success y Speed Well, ambos de 70
cañones de artillería, al mando del corsario John Clipperton. Los piratas
fueron reducidos y ejecutados en aguas asiáticas tras una larga huida.
GRABADO DE LIMA, CAPITAL DEL VIRREINATO DEL PERÚ, SIGLO XVIII
Como consecuencia de los éxitos que estaba consiguiendo en las costas peruanas, Blas de Lezo fue ascendido a general de la Armada del Mar del Sur, en febrero de 1723, en sustitución de Urbizu. Su labor fue todavía mayor al tomar el mando de la armada consiguiendo limpiar las costas del Pacífico desde Panamá hasta Chile de piratas e ir nutriendo a la Armada de navíos.
El primer cometido que tuvo como jefe de
la Escuadra del Sur fue
hacerla más operativa, para ello necesitaba tres o cuatro navíos de guerra pero
pocos fueron los medios con los que contó. Mando desguazar la fragata Peregrina
por el lamentable estado en el que se encontraba, pero hizo construir dos
nuevos barcos por parte de los comerciantes peruanos en pago por lo que
adeudaban a la corona.
Con una escuadrilla de tres navíos, Blas
de Lezo se dispuso a recorrer las costas del sur del Pacífico. Pronto se
encontró con cinco navíos holandeses mejor artillados. Ante la imposibilidad de
abordarlos, ordenó concentrar el fuego contra la mayor embarcación enemiga, el Vlissingen.
Tal fue el castigo que lo desarbolan, capturan y ponen en huida al resto.
Durante este periodo realizó numerosas
salidas en las que mantuvo combates, limpiando las aguas de Chile y Perú, de
corsarios enemigos. Mediante capturas a corsarios enemigos, Lezo estaba
consiguiendo formar una armada más que suficiente para proteger las costas
peruanas. Los navíos de guerra capturados ya sumaban seis, que transportaban una
carga con valor de 3.000.000 de pesos, siendo agregados tres de ellos a la
Armada Real.
El nuevo virrey Catelfuerte, en
sustitución de Santo Buono, hizo desguazar estas presas y exigía nombrar a los
comandantes de los navíos, para colocar a amigos y familiares, así como
controlar su tripulación y hacienda. Esta situación provocó el enfrentamiento
con Lezo, quien alegaba que era el general por designio de José Patiño, ministro de
Marina, y del rey, y que solo a ellos debía obediencia en lo referente a la
Armada de la Mar del Sur. Fue este el primer enfrentamiento directo que tuvo
con un virrey, el cual decidió dejar de mantener la Armada con sus fondos. Esto
irritó tanto a Blas de Lezo que solicitó el traslado a la España peninsular.
Patiño y Felipe V, conocedores del
enfrentamiento con el virrey, accedieron a su petición. La renuncia del cargo
fue aceptada en febrero de 1728, pero no llegó a Cádiz hasta agosto de 1730, ya
que no conseguía el dinero para el pasaje de toda su familia.
Sabedor de la necesidad de gente de su
valía en la Armada, el ministro Patiño, nombraba jefe de la Escuadra del Mediterráneo a Blas de Lezo, a sus ya 39
años.