La tabla votiva de Zumaia es una pequeña pero preciosa y simbólica pintura datada a inicios del siglo XVI, que durante cinco siglos lleva expuesta en una capilla lateral de la iglesia parroquial de San Pedro de Zumaia.
Es un exvoto policromado dividido en dos partes iguales, que fue donado por el almirante zumaiano Juan Martínez de Mendaro a la iglesia de su villa natal.
Aunque se desconozca su autoría, los historiadores la consideran una obra singular por su buen estado de conservación y por su importancia histórica y documental. Es una de las primeras representaciones que reúne arte religioso y bélico.
En la parte superior aparece la Virgen con el niño en el centro sentada en el trono y flanqueada por San Pedro, que protege al donante arrodillado Martínez de Mendaro, y por Santa Catalina de Alejandría, en actitud lectora en el otro lado, y detrás de ella aparece una cabeza.
En la parte inferior aparecen dos naves enfrentándose: el barco de la izquierda lleva las armas de Portugal, y el de la derecha las de Castilla. Esta última es la nao Zumaya del almirante Juan Martínez de Mendaro durante el combate naval de Gibraltar en 1475.
En un lateral de la tabla aparece el siguiente texto:
"tabla votiva del insigne marino Juan Martinez de Mendaro que representa el combate naval que se verifico cerca del estrecho de Gibraltar entre naves españolas y lusitanas (1475)"
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Se trata de la Armada del Reino de Castilla que se organizó aquel año para defender los intereses de la reina Isabel la Católica frente a la pretendiente Juana la Beltraneja, apoyada por el Reino de Portugal, durante la Guerra de Sucesión de Castilla en 1475-1479.
Aquella flota estaba formada por naves castellanas y aragonesas. Entre estas estaban las naos vascas de Salazar y Ortún Pérez de Gaviola, junto a la nao Zumaya, de la misma procedencia y capitaneada por Juan Martínez de Mendaro. En abril o mayo de 1475, estas naves vascas participaron en el combate del estrecho de Gibraltar que se efectuó contra ciertas naves portuguesas y genovesas, capitaneadas por la nao Borralla.
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El resultado fue la captura y destrucción de varias embarcaciones enemigas por parte de la flota castellana. Por el contrario, Martínez de Mendaro perdió a un hijo durante el combate. Para recordar el acontecimiento, el almirante guipuzcoano financió esta tabla pintada que entregó a la parroquia.
Este episodio está recogido en las crónicas de Palencia y Valera. El primero calificó a la Zumaya de Martínez de Mendaro como de igual tamaño que la Borralla y que embarcaba 300 hombres. De las otras dos naos vizcaínas señaló que eran más pequeñas, pero de gran velocidad, destacando la capacidad de fuego de sus bombardas.
Este episodio está recogido en las crónicas de Palencia y Valera. El primero calificó a la Zumaya de Martínez de Mendaro como de igual tamaño que la Borralla y que embarcaba 300 hombres. De las otras dos naos vizcaínas señaló que eran más pequeñas, pero de gran velocidad, destacando la capacidad de fuego de sus bombardas.
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