28/03/2023

Expedición de Pedro de Ursúa y Lope de Aguirre por el río Marañón en 1560


En 1559, el virrey del Perú, Andrés Hurtado de Mendoza, organizó la expedición por el río Marañón (afluente del Amazonas), conducida por Pedro de Ursúa, con el objetivo de alcanzar Omagua, donde se especulaba que estuviese allí "el Dorado", el sueño eterno de los aventureros descubridores. La búsqueda de este mito suponía la continuidad de un Santo Grial renacentista, adornado por la profana voracidad que generaba el codiciado metal.

La expedición partía de Lamas en septiembre de 1560; en sus 3 bergantines reunía a 300 soldados, más 300 indios y 20 negros que hacían de guías, intérpretes y cargadores. Llevan otras 9 embarcaciones, llamadas chatas, para transportar los caballos y el ganado para disponer de carne fresca. Los indios viajaban en canoas atadas con colleras. La soldadesca española consistía en una tropa de aventureros valientes y turbulentos, difíciles de someter a la férrea disciplina que debía existir en este tipo de expediciones.

MAPA DEL RÍO AMAZONAS Y BUSTO DE PEDRO DE URSUA

También estaba Lope de Aguirre, nacido en Oñate (Guipúzcoa) en 1510, quien ya había participado activamente en el alzamiento contra el virrey Antonio Mendoza, junto a él viajaba su hija Elvira de Aguirre. Como cronistas se encontraban Pedro de Monguía, Gonzalo de Zúñiga y Francisco Vázquez.

Iban doce mujeres en la expedición: Inés de Atienza, mujer de Ursúa; Elvira de Aguirre, mestiza hija de Lope; Juana Torralba y María de Arriola, ama y doncella de Elvira respectivamente, y otras tantas.

Algunos autores han señalado que el virrey del Perú aprovechó la expedición para cargarla de indeseables y tropas excedentes, irregulares y conflictivas, que provocaban conflictos y rebeliones en las ciudades. Ya en viaje resultó difícil de dominar y desde un principio planeó sobre ella la amenaza del motín, agravada y favorecida por las dificultades que se presentaron desde un principio.

Siete de las chatas mostraron defectos de fabricación o sobrecarga provocando la pérdida de parte de las provisiones y la necesidad constante y continuada de reparar el resto. Los mosquitos se cebaron en los hombres y su número enseguida comenzó a decrecer como consecuencia de las frecuentes peleas y los dardos envenenados de los salvajes, invisibles en la espesura. El tiempo resultó desastroso, con lluvias constantes durante todo el año que unidas al calor tropical provocaron un clima insano y agobiante.

PEDRO DE URSÚA Y LOPE DE AGUIRRE

Pedro de Ursúa, era natural de Baztán, había participado en varias expediciones por el Reino de Nuevas Granada, pacificando territorios y fundando entre otras ciudades las de Pamplona y Tudela. Pero ante esta travesía no transmitió entusiasmo ni fe, pacería convencido de lo inútil de la empresa. Se rumoreaba entre la tropa que Ursúa estaba enfermo debido al embrujo de la sensualidad mestiza que transmitía su mujer, Inés de Atienza, quien participaba siempre en la toma de decisiones de su marido. Inés era hija del conquistador Blas de Atienza, compañero de Vasco Núñez de Balboa en el descubrimiento del mar Pacífico.

Tras descender el río Huallaga, desembocaron en el río Marañón y después de una mes de penosa navegación llegaron a la isla de García Arce. Omagua, la región en la que debería estar “el Dorado”, no aparecía. Por otra parte, los cargos solían provocar la codicia y el protagonismo de los hombres, algunos otros sufrieron una demencia en ascenso, como era el caso de Lope de Aguirre, que fue conspirando contra Ursúa para acaparar el mando de la expedición.

Llegados a Mocomoco, Aguirre, tras asegurarse alianzas clave con Lorenzo Saldueño y Fernando de Guzmán, participó en el derrocamiento y apuñalamiento de Ursúa en el primer día del año 1561. Saldueño se convirtió en amante de Inés, Guzmán en el jefe de la expedición, mientras que Aguirre ascendía a maestre de campo. La expedición avanzó por el río Orinoco hasta el Atlántico.

MAPA DE VENEZUELA, AÑO 1633

El 23 de marzo de 1561, fue asesinado Fernando de Guzmán, convirtiéndose Aguirre en el líder, unas semanas después de partir la expedición. Se declaró en rebeldía contra Felipe II, agregando a su firma el terrible calificativo de "traidor".

Aguirre se proclamaba "Príncipe de Perú, Tierra Firme y Chile", con el apoyo y coacción de 186 hombres. Aquellos que le rechazaron, fueron pasador por las armas. Entre sus partidarios estaban: Lorenzo de Zalduendo, navarro; Juan de Aguirre, de Oñate; García Navarro y Diego Torres, de Pamplona; Antón Llamoso, Martín Pérez y Joanes de Iturriaga, de Bilbao. Con un grupo cohesionado y armado, y un líder que rompía con el orden y la ley para imponer el suyo, abandonó la idea de encontrar "el Dorado", pues su demencia lo arrastraba al poder puro. Prefería fundar un imperio, gobernar vidas y hombres, antes que comerciar con minerales.

Su intención fue caer por sorpresa sobre Margarita y Trinidad, apropiarse de los navíos existentes y desembarcar en Nombre de Dios. De allí a Panamá y con la escuadra tomada en este punto, al Perú.

La expedición descendió por el río Marañón (Amazonas). Aguirre describió la Amazonía como una región infernal y se juró a si mismo apoderarse de esas selvas con todos sus animales y tribus salvajes que encontrase, lo proclamó con gritos desafiantes contra las autoridades religiosas y civiles, llegó a llamar "mis marañones" a sus huestes, frutos del río Marañón antes que procedentes de España. Y es que, desde su locura, había sembrado el miedo entre sus compañeros de viaje.

Mientras, la expedición se iba diezmando, la mayoría de los indígenas habían muerto por la sed, el paludismo, los insectos y los dardos envenenados de los salvajes. La comida escaseaba hasta el punto de recurrir a los caballos, sus propios correajes y algunas sabandijas de río. Fue necesario secuestrar indígenas en algunos pueblos del camino. Bajo pena de muerte prohibió hablar en voz baja, levantarse de noche, tocar espadas y ocupar las popas de las embarcaciones. La expedición marchaba ahora en dirección al mar, avanzando muy lentamente por las frecuentes tormentas y el mal estado de las embarcaciones.

Después de 1.500 leguas y casi 11 meses de navegación, los "marañones" alcanzaron el océano Atlántico y bordearon la costa de las Guayanas dirección norte, pasando por Trinidad y Tobago.

EXPLORADORES EN EL AMAZONAS

En julio de 1561, Aguirre se lanzó a la conquista de la isla Margarita. Para evitar traiciones, Aguirre mandó apuñalar a tres o cuatro capitanes de dudosa fidelidad, entre ellos Juan de Guevara. Las autoridades fueron hechas prisioneras, la ciudad fue saqueada y algunos vecinos fueron ejecutados por tener armas o esconder sus propiedades.

Desde allí envió una carta a Felipe II acusándole de pretender conservar las manos limpias mientras otros se las manchaban con su propia sangre y ajena en beneficio real:
"... he salido con mis compañeros de tu obediencia, y desnaturándonos de nuestras tierras, que es España, ya hacerte en estas partes la más cruda guerra que nuestras fuerzas pudieren sustentar y sufrir; y este, cree, Rey y Señor, nos ha hecho hacer no el poder sufrir los grandes pechos, premios y castigos injustos que nos dan estos tus ministros que, por remediar a sus hijos y criados, nos han usurpado y robado nuestra fama, vida y honra ...
... Hijo de fieles vasallos tuyos en tierra vascongada, yo, rebelde hasta la muerte por tu ingratitud, Lope de Aguirre, el peregrine."

Declaró la guerra a España y instaba a la tropa:
"... marañones, limpiad vuestros arcabuces que ya tenéis licencia para ir con vuestras propias armas a por vuestros verdaderos enemigos."

LOPE DE AGUIRRE Y SUS "MARAÑONES" EN LA PELÍCULA LA IRA DE DIOS

La ambición de Aguirre era visceral, su testimonio fue una tenaz declaración de insubordinación a la Monarquía. Su carta era una crítica implacable de la administración colonial desde la perspectiva de un guerrero, en un lugar desconocido que se estaba descubriendo y ante la ausencia de un poder plenamente establecido, poder que pretendía ocupar él con disposición a matar o morir.

La expedición de Aguirre, formada por doscientos hombres, algunas mujeres, ganados y provisiones, continuaba por mar hasta llegar al puerto de Borburata, en la actual Venezuela, el 31 de agosto de 1561.

Una vez en tierra, mandó quemar las embarcaciones y marchó por tierra hacia Nuestra Señora de la Anunciación de la Nueva Valencia, con la intención de llegar a Panamá, apoderarse de la flota y fomentar una sublevación contra la metrópoli. Los habitantes de la ciudad de Nueva Valencia huyeron ante su llegada. El gobernador y el alcalde fueron asesinados y sus cadáveres exhibidos en la plaza. Aguirre gobernó la ciudad desde el terror y la violencia.

Un colaborador de Aguirre, Pedro de Munguía fue enviado para enfrentarse a fray Francisco de Montesinos, que llegó para auxiliar a la ciudad en un barco de guerra, pero el marañón se rindió, divulgando los planes de conquista de Aguirre. El caudillo pretendía dominar La Española, Nombre de Dios, Cartagena de Indias, Lima y finalmente Chile, pero ya advertidas, las ciudades se reforzaron.

La tropa, bastante más cuerda que el "Loco" Aguirre, iba intuyendo el fracaso de la sublevación. El liderazgo de Aguirre se volvía insostenible, sus subalternos se fueron insubordinando y acorralando. Muchas de sus huestes abandonaron el bando insurrecto, que, además, iban siendo perdonados por la administración española por la ley del arrepentimiento. Ante el temor de deserciones en masa, Aguirre fue matando a oficiales, marineros y, por supuesto, indios, y a todo aquel que intentase renegar de su causa, que ya consideraban perdida.

LOPE DE AGUIRRE Y SU HIJA EN LA PELÍCULA LA IRA DE DIOS

El 27 de octubre de 1561, en Barquisimiento, Aguirre sabe que está en el declive de su aventura, apuñalaba a su hija Elvira para que no se convirtiese en "... puta y ramera de todos (…) alguien a quien quiero tanto no debería llegar a acostarse con personas ruines".

Durante 10 meses llegó a asesinar a 72 personas de su expedición que él consideraba que no eran útiles o no estaban implicadas en la empresa.

Ante el descontrol propio de su demencia, Aguirre fue asesinado con arcabuces de dos de sus hombres. Aún muerto fue juzgado y condenado por traidor y rebelde, y algunas partes de su cuerpo fueron diseccionados y expuestas en varias ciudades (Tocuyo, Valencia, Mérida) como advertencia ante los intentos de sublevación, el resto del cuerpo fue entregado a los perros.

ITINERARIO APROXIMADO SEGUIDO POR LA EXPEDICIÓN

Uno de sus cronistas, Gonzalo de Zúñiga, escribió sobre él:
"Había jurado no dejar a vida ningún fraile, salvo mercedarios; también había jurado de matar cuantos letrados topase, oidores, presidentes, obispos y arzobispos, porque decía los dichos señores tenían destruidas las Indias; también tenía jurado de matar a cualquier mala mujer de su cuerpo que topase, por la menor ocasión del mundo que le diese, porque por ellas decía había tantos males en el mundo..."

Según el historiador Maximilian Köpp:
"Lope de Aguirre ha sido bautizado como el cruel tirano, el loco, el gran rebelde, el peregrino, el primer caudillo de la América, el precursor de los libertadores latinoamericanos y el príncipe de la libertad lo cual demuestra innegablemente que Lope de Aguirre es una figura históricamente apasionante que nos lleva a juzgar o comprender a este infortunado conquistador español mil veces maltratado por las discriminantes relaciones sociales propias de su tiempo."

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