23/05/2022

La voluntad del Gudari, por Gaizka Fernández Soldevilla


LA VOLUNTAD DEL GUDARI, POR GAIZKA FERNÁNDEZ SOLDEVILLA

La voluntad del Gudari. Génesis y metástasis de la violencia de ETA
Gaizka Fernández Soldevilla, Editorial Tecnos, Madrid (2016)

Prólogo de Florencio Domínguez

¿Cuáles eran las raíces del odio en el País Vasco? ¿Cómo y por qué había aparecido ETA? ¿Entroncaba con el nacionalismo radical anterior a la Guerra Civil? ¿Había nacido por generación espontánea? ¿Qué papel había ejercido la narrativa histórica iniciada por Sabino Arana? ¿Y el recuerdo de la contienda? ¿A que respondía la opción de ETA por la violencia? ¿Cómo explicar la metástasis del terrorismo en el País Vasco? ¿Y que no ocurriera lo mismo en otras zonas de España?

El fenómeno del terrorismo en Euskadi todavía plantea demasiadas preguntas sin resolver. Gaizka Fernández Soldevilla ha buscado las respuestas en bibliotecas y archivos; en obras académicas, libros de memorias, panfletos, revistas, periódicos, literatura gris, documentos y el testimonio de quienes lo vivieron.

El producto final del proceso de investigación ha sido condensado en La voluntad del gudari. Una obra que analiza los orígenes históricos del terrorismo en el País Vasco ofreciendo una explicación multicausal. Así, Gaizka Fernández Soldevilla tiene en cuenta tanto factores externos (la dictadura franquista, el retroceso del euskera, la llegada de inmigrantes, la pasividad del PNV, el modelo de los movimientos anticoloniales, etc.) como internos (los antecedentes lejanos de Aberri y Jagi-Jagi, el influjo de los grupúsculos ultranacionalistas del exilio, el choque intergeneracional, el imaginario bélico de ETA, su evolución ideológica, el estado emocional de sus líderes, la dinámica organizativa de la banda, etc.).

Ahora bien, como demuestra La voluntad del gudari, los etarras no respondían como autómatas a una coyuntura concreta ni estaban cumpliendo con su ineludible destino. Su apuesta por la violencia tampoco representaba el último episodio de un secular «conflicto» étnico entre vascos y españoles, un mito que sirvió de cimiento intelectual a la organización y que todavía hoy es utilizado para justificar sus crímenes.

El 7 de junio de 1968, Txabi Etxebarrieta decidió asesinar al guardia civil José Antonio Pardines, la primera de las 845 víctimas mortales de la banda. Descartando otras alternativas, los autoproclamados nuevos "gudaris" de ETA habían optado por el uso de las armas para conseguir sus objetivos políticos. Suya es, pues, la responsabilidad histórica.

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