El Frente de Mar consiguió rechazar el intento de desembarco de la Armada francesa durante la batalla de Guetaria, el 23 de agosto de 1638. Aquel combate estuvo englobada en la Guerra hispano-francesa de 1635-1659.
En esta contienda, el cardenal Richelieu planeó llegar con el ejército de Luis XIII hasta Madrid, o como mínimo conquistar la Provincia de Guipúzcoa. Por tierra, emprendió el Sitio de Fuenterrabía de 1638 de 1638, con un ejército de 20.000 soldados. Por el mar, Guetaria fue el puerto elegido para arribar una flota de 50 barcos. Para el arzobispo de Burdeos era de vital importancia tomar un puerto de la costa guipuzcoana, para bloquear por mar a Fuenterrabía y controlar todo el golfo de Vizcaya.
El 24 de julio de 1638, se lanzó un ataque sorpresa con brulotes sobre la flota española comandada por el almirante Lope de Hoces, que se encontraba precisamente en Guetaria cuando trataba de socorrer a Fuenterrabía. Solo sobrevivió un galeón español.
Pero, cuando las tropas del arzobispo de Burdeos intentaron desembarcar para tomar la villa, se encontraron con una rada bastante protegida por su sistema de murallas y artillería que se emplazaba en el Frente de Mar. Así, los escuadrones de mosqueteros de las milicias vecinales de Guetaria y los refuerzos llegados de Zarauz y otros pueblos vecinos consiguieron que la flota gala huyese en retirada.
La villa quedó destrozada por la artillería de los galeones franceses, pero ni un solo soldado francés llegó a acercarse a sus murallas.
Poco después, el 7 de septiembre, el asedio a Fuenterrabía fracasó. Y, en 1659, se firmó el Tratado de los Pirineos entre ambas naciones.
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