PATRIOTAS VASCONGADOS Y NAVARROS

TERRITORIO

ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

01/10/2018

Vascos en la fundación del Reino de Castilla


Castilla se fundó en el siglo IX como una suerte de pequeños condados fronterizos defendidos por innumerables castillos de las que toma el nombre frente a los asedios de los musulmanes de Córdoba y los muladíes de Muhammad ben Lope, nieto de Muza, el llamado "Tercer Rey de España". Las fortificaciones castellanas sustentaban la primigenia personalidad de unos pobladores cántabros y vascones que se extienden desde el año 800 entre las tierras ribereñas del Ebro y el Duero.

De estos castillos provino el término castellanos (natural de los castillos), y de ahí Castilla. El propio término Castilla es un neologismo utilizado para denominar la región anteriormente conocida como Vardulia. Según las crónicas medievales: "la Vardulia que ahora llamamos Castilla" (Vardulies qui nunc vocitatur Castellae).

ESCUDO DEL REINO DE CASTILLA

El origen de Castilla tiene un esencial componente vasco. El historiador medievalista del siglo XX y presidente de la República en el exilio, Claudio Sánchez Albornoz, en su tesis España, un enigma histórico aseguró que el pueblo castellano nació de la matriz vasco-cantábrica, unida a la raíz goda. Lo resumía así:
"En ellas (las tierras ganadas a los moros en las estribaciones meridionales de la Cordillera Cantábrica) se establecieron numerosas masas de vascos, junto al conglomerado étnico que presidían los cántabros y juntos a los refugiados visigodos. Esta mezcla explosiva iba a tener decisivas proyecciones históricas en el acuñarse del pueblo castellano."
"No es necesario acudir a la hipérbole para desatacar las consecuencias de la generación de Castilla por la cópula del complejo racial que presidían los cántabros con los refugiados godos y con los colonizadores vascones."
Concluyendo que:
"Castilla y los castellanos fueron el fruto de la simbiosis racial y cultural de lo cántabro, lo vasco y lo godo."

No fue el primero en lanzar la idea de la acción vasconizante castellana. Otro gran historiador del Medievo, Menéndez Pidal, en su estudio "Castilla, la tradición, el idioma", defendió ya la teoría de que Castilla había metido una cuña vasca en Hispania:
"Castilla nace sobre antigua población de cántabros, várdulos, autrigones y otros pueblos los más tarde romanizados en la península y con menos intensidad."
Finalmente, el historiador Vicens Vives, en su Aproximación a la historia de España:
"He aquí un momento trascendental en el porvenir peninsular. Aparece ahora realmente Castilla en la historia. El pueblo castellano (de sangre vasca y cántabra) se configura en una sociedad abierta, dinámica y arriesgada como lo es toda estructura social en una frontera que avanza."

VILLAS DE LA CASTILLA PRIMIGENIA

El origen de Castilla fue el resultado de una línea defensiva en torno al desfiladero de Pancorbo (territorio cántabro-várdulo-autrigón y paso natural de las actuales provincias de Álava y Burgos) y otras zonas vulnerables al este de la cordillera Cantábrica. Ésta era una marca fronteriza formada por castillos construidos a mediados del siglo VIII durante el reinado leonés de Alfonso I el Católico y su hijo Fruela.

Alfonso I convirtió la región vasco-cántabra en un recinto fortificado por una línea escalonada de castillos, que sirviese de muro contra las invasiones sarracenas. Según el historiador Valparda, en su Historia Crítica de Vizcaya, estos castillos, de los cuales quedan todavía restos, son los siguientes:
"Cerrando el acceso de los sarracenos a Álava, a la Merindad de Castilla la Vieja, y a Orduña y a Vizcaya, hallamos aun ahora por el Ebro superior y el río Omecillo, restos de los castillos de Valpuesta (Burgos), Valderejo (Álava), Puentelarra (Álava), Fontecha (Álava), Lantarrón (Burgos), junto a Sobrón (Álava), Alcedo (Álava), Villamaderne (Álava) y Bellogín (Álava). Por el río de Bayas e Izarra se halla cerrada la entrada por Rivabellosa (Álava), Subijana (Álava) y Morillas (Álava), y resguardada la margen izquierda del Ebro por Portilla (Álava), Ocio (Álava) y Zambrana (Álava), con una segunda línea por Zaldiarán y Picozorrotz o Montes de Vitoria (Álava); y más al Este, por las asperezas y riscos de la Sierra de Cantabria (Álava), guarnecidas por los castillos de Herrera de Toro (Álava), Labastida (Álava), con su castillo Tullonio, San Vicente de la Sonsierra (Rioja), Peñacerrada (Álava), Samaniego (Álava) y La Guardia (Álava); continuando en la línea de Navarra las fortificaciones de Bernedo (Álava), Marañón (Navarra Degiense), Cabredo (Navarra Degiense), Genevilla (Navarra Degiense), Santa Cruz de Campezo (Álava), Malpico, Peña Costalera, Arlucea (Álava), Marquínez (Álava), Corres (Álava), Antoñana (Álava), etc.
Esta línea defensiva de fortalezas era poco más o menos la que correspondía a la organización de Alfonso I. Pronto, sin embargo, se ocupó el valle de Miranda (Burgos), cerrando sus dos entradas con los castillos de Pancorbo (Burgos) y por Conchas de Haro (entre Álava y Rioja), con los de Cellorigo (Rioja), Bilibio (Álava) y Burandón (Rioja)."

En realidad, la primera Castilla fue la línea de castillos organizados por Alfonso I alrededor del territorio vasco-cántabro que no había sido ocupado por invasores islámicos. Los árabes designaron esta región con el nombre de Al Kilé (Los Castillos), plural de kalat (castillo).

Según se iba ensanchando el territorio conquistado a los sarracenos, se construían para su defensa nuevas líneas de castillos, y se iba cambiando la significación de la palabra Castilla. Sin embargo, el nombre de Castilla no se aplicó entre los cristianos a la primera Castilla del rey astur Alfonso I, ni tampoco durante la segunda Castilla, formada por los territorios vascos de Bureba y Villarcayo.

SEGUNDA FASE POBLACIONAL DE CASTILLA

Fue durante la extensión de la ocupación de los cristianos hasta Amaya y Burgos cuando se fundó la tercera línea defensiva de castillos, y e comenzó a llamar Castilla la Vieja a la segunda Castilla de la Bureba y Villarcayo, que hasta entonces se designaba con el nombre de Vardulia. Así lo explican las Crónicas de Alfons III, donde consigna que Alfonso I pobló, a continuación de Sopuerta y Carranza, "la Vardulia, que ahora se llama Castilla" (Bardulies, quae nunc appellatur Castella). En efecto, ya que durante el reinado de Alfonso III, se organizó la ocupación de la tercera Castilla, porque el conde Rodrigo, por orden del rey Ordoño I, antecesor de Alfonso III, había poblado Amaya el año 860, como lo explica la Crónica Burgense. También fue poblada Santander (llamada Asturias de Santillana), según la Crónica de Sampiro, obispo de Astorga.

A esta tercera Castilla hace alusión el Poema de Fernán González, cuando dice:
"Entonces era Castilla un pequeño rincón:
era de castellanos Montes d´Oca mojón,
e de la otra parte Hituero en fondón."


Desde que Alfonso I fundó la primera Castilla en el territorio de la primitiva Vardulia y Borovia, pasó más de un siglo hasta la formación total de la segunda Castilla; porque Alfonso I reinó desde 739 hasta 757, y Amaya y Burgos, ciudades situadas fuera del territorio de Vardulia y Autrigonia, no fueron poblados hasta los años 860 y 884.

La repoblación de Castilla data desde el siglo VIII, registrado en los Anales Complutenses que ya el año 784, reinando Mauregato en Asturias, partió de las montañas de Malacouría una expedición para emigrar a Castilla. Sin concretar la ubicación de las montañas de Malacouría, existen otros topónimos con la misma raíz eusquérica (Málax, Mallavia, Málazaga, etc.) y la misma terminación (Goicouría, Ellacouría, etc.).

torre Velasco lezana mena castilla
TORRE VELASCO

El carácter predominantemente vasco que tuvo la Castilla primitiva se revela en la facilidad con que las crónicas la confunden con Álava. Por ejemplo, la Crónica Albendense, cuya primera parte se escribió en tiempo de Alfonso III, dice acerca de este rey, contemporáneo suyo, que, huyendo de Fruela, conde de Galicia usurpador de su trono, se refugió en Castilla:
"Este (Alfonso III en la primera flor de su adolescencia y en el primer año de su reinado, cuando tenía dieciocho años, es privado de su reino tiránicamente por el apóstata Fruela, Conde de Galicia; y el Rey mismo se refugió en Castilla, y no mucho tiempo después, habiendo sido muerto en Oviedo el tirano e infausto Rey Fruela por los fieles a nuestro Príncipe, el glorioso niño vuelve de Castilla,…"
(... Rege a fidelibus nostro Principis O veto interfecto, idem gloriosus puer ex Castella revertitur, ...)

Lo mismo dice la Crónica Lusitano:
"Se refugió en Castella… volvió de Castilla."
(Castellam se contulit... ex Castella revertitur.)

Pero en cambio, la Crónica de Sampiro y la Crónica Silense exponen que donde se refugió fue en Álava:
"Al comienzo de su reinado, cuando tenía catorce años, cierto hijo de perdición, Fruela Bermúdez, de las partes de Galicia vino a apoderarse del Reino que no le era debido. Oyendo esto el Rey Alfonso se retiró a las partes de los Alaveses,..."
(Rex vero Adefonsus hec audiens secessit in partes Alavensium,...)

Y lo mismo repitió el monje de Silos en su Crónica Silense.

Para los historiadores cristianos, Castilla la Vieja y Álava eran territorios muy parecidos, lo mismo que para los historiadores árabes.

El carácter vasco del territorio conocido como Vardulia también aparece en la Crónica de Alfonso III, quien escribió que:
"Después de la muerte de Alfonso (el Casto), fue elegido para ocupar el trono Ramiro, hijo del príncipe Bermudo (I); pero en aquel tiempo estaña ausente en la provincia varduliense, para tomar mujer"
(Post Adefonsi discessum Ranimirus, filius Veremundi principis, electus est in regum; sed tunc temporis absens erat barduliensem provinciam ad accipiendam uxorem).

Luego cuenta Alfonso III que un tal Nepociano le usurpó la corona en Oviedo, mientras él estaba en Vardulia; pero habiendo sido abandonado el usurpador por las tropas de los asturianos y vascones (Auturiensium et Vasconum), fue derrotado junto al río Narcea, capturado, cegado y encerrado en un monasterio. La Crónica Silense explica:
"Ramiro, siendo ya de adulta edad, como se trasladase para tomar mujer a la Vardulia (que ahora se llama Castilla),…"
(Ramirus, adulta jam aetate, quum Bardulies (quae nunc Castella vocatur) ad accipiendam uxorem accederet, ...)

ALFONSO III EL MAGNO, REY DE VASCONES

Ahora bien, Ramiro sucedió en el trono leonés a Alfonso I el Casto, hijo de la vasca Munia, cuyos parientes le ofrecieron refugio en Álava; era él, a su vez, hijo de doña Usenda Nunilona, de claro origen vasco, y se casó en Vardulia con doña Urraca, que delata también por muchos indicios su origen vasco.

El nombre de su madre Usenda Nunilona delataba origen navarro, "por el culto grande que tenían allí las Santas Nunilona y Alodia" según el historiador Flórez en sus Memorias de las Reynas Católicas. Además del carácter enteramente vasco de sus dos hijos, Ramiro y García.

El nombre de García, desconocido hasta entonces fuera de Vasconia, es de origen ibérico y vasco, aunque luego se difundió por toda España. Es uno de los nombres vascos derivados de los animales característicos. Así como los latinos derivaron de "ursus" (oso) los nombres de Urso, Ursula, Ursino, Ursacio, etc.; de "columba" (paloma), derivó Columbano, Columba, etc.; de "lupus" (lobo), Lupo, en castellano Lope y López; de "corvus" (cuervo), Corvino. Así también derivaron del nombre vasco "bela" (cuervo) los nombres de Vela, Velasco, Vélez, Velázquez, etc.; de "ochoa" (lobo), derivó en ochoa, Ochóiz, etc.; de "usoa" derivó en Usoa y Usenda; de "artza" (oso) de formaron los nombres de Arsa, Arsenio, Garsea, Garsia y, por fin, García, el más conocido.

Menéndez Pidal en su obra El idioma español en sus primeros tiempos (1927) explica que la "princesa de la casa real de Pamplona, llamada Jimena, con la cual parece que se introduce este nombre en León", por haberse casado con ella Alfonso III el Magno, añade:
"Uno de los hijos de esta reina se llamó García, nombre vasco que debe haber entrado también en el Occidente por influencia navarra, así como el de Sancho, que igualmente ahora empieza a sonar en León (reinado de Alfonso III) y, aunque no es vasco, parece especialmente usado en la casa real de Pamplona."
En tiempos de Ramiro I, familias distinguidas como las que daban reinas a Oviedo, usaban nombre vasco. Este mismo rey leonés, siguiendo las tendencias vasconizantes de su dinastía, marchó a Vardulia y regresó con otra princesa de nombre vasco Urraca. Según Risco en España Sagrada:
"Vivió en Oviedo muchos años la Reyna Doña Urraca, con quien Don Ramiro se casó en Vardulia, que es Castella."
El nombre de la reina Urraca se extendería por los reinos de León, Castilla y Aragón; su significado es "Áurea", es decir, "Dorada" o "De Oro", debido a la devoción que se profesó en la España de aquel tiempo a Santa Áurea, llamada también Santa Oria. Dada la costumbre que tenían los vascos de traducir los nombres del castellano al vascuence, hicieron lo mismo con el nombre de Áurea, y en su lugar pusieron Urrica debido a que en vascuence "oro" se dice "urría". Como ejemplo está el nombre de Mari Urrica, conocida como la dama de Amboto, protagonista de una leyenda vasca.

Todos estos son ejemplos que reflejan la influencia vasca sobre la primitiva Castilla y las relaciones de esta entidad con Vasconia. Fue un hecho que esa gloriosa región, capitana de España en la Reconquista, nació no sólo en territorio cántabro, sino además en territorio vasco y con el nombre de Vardulio, como una prolongación del pueblo indígena celta de los várdulos.

fernán gonzález escudo reino castilla
FERNÁN GONZÁLEZ

Durante el siglo IX, el Condado de Castilla se limitó a cumplir con la misión encomendada: servir de muro de contención frente a los ataques musulmanes y hogar de infanzones, agricultores y ganaderos; pero ya habían descendido hasta la línea del río Duero.

En el siglo X, surgió con firmeza la idiosincrasia castellana encarnada en la figura de sus condes gobernantes. Castilla es mucho más que una tierra de nadie satélite del Reino de León. Los vascones provenientes de los territorios de Álava y Guipúzcoa fueron una parte importante de los guerreros castellanos que en este siglo consiguieron establecer un primer impulso político y militar, primero en la independencia con respecto al Reino de León, y después en la expansión territorial por la meseta.

En 920, tras la derrota cristiana de Valdejunquera, los nobles castellanos fueron acusados de no acudir en auxilio de las tropas navarras y leonesas y algunos condes fueron recluidos por ello. En 930, Fernán González, el hombre más respetado de la nobleza castellana, comenzó a reivindicar los particularismos de Castilla. Nueve años más tarde, tras la batalla de Simancas, exigió la independencia total de León. Fueron los primeros pasos de una andadura llamada Castilla.

Las discrepancias entre Ramiro II y Fernán González alcanzaron su punto álgido en 943 cuando el castellano se rebeló ante el leonés. El hecho supuso la detención y encarcelamiento del conde durante un tiempo.

Finalmente, la presión agobiante ejercida por las tropas de Al-Ándalus sobre la frontera, hicieron que Ramiro II reconsiderara su actitud, liberando al noble para que le ayudara con su tropa en los asuntos bélicos librados por el reino frente a los musulmanes.

RAMIRO II Y FERNÁN GOLZÁLEZ

En 960, Castilla consiguió una autonomía que la desvinculó prácticamente del Reino de León, salvo el homenaje y reconocimiento de los nobles castellanos hacia la Corte leonesa.

Los documentos de esta época aseguran la autoridad de Fernán González en extensas zonas del territorio vasco, aparte de aparecer en numerosos documentos con el título de conde de Castilla, Nájera y Álava (en la que probablemente estuviesen comprendidos los territorios de la actual Guipúzcoa). Los Vela y Herraméliz de Álava debieron perder, se supone, la hegemonía de sus zonas.

También repobló muchas zonas de las actuales Castilla y León y La Rioja con vascos, además de sustituir el derecho consuetudinario visigodo por el Fuero. La práctica totalidad de villas vascas serían más tarde fundadas por este reino pujante al cual migraban ingentes cantidades de siervos cristianos al calor del fuero de hombres libres. Lo cual propició su rápida potencia militar.

Las buenas relaciones entre el conde de Castilla y el rey de Pamplona fueron realmente buenas, hasta el punto que Fernán González casó con alguna hermana del navarro. Pero Navarra no supo aplicar el Fuero que tan excelentes réditos daría al reino cántabro-vasco de Castilla, debido a su dependencia del reino franco.

Fernán González implantó la sucesión nobiliaria, a su muerte en 970, por su hijo García Fernández. El primer rey de Castilla se encargó de ampliar los territorios obtenidos por su padre, aunque chocó con el genio militar de Almanzor quien propinó duras derrotas por toda la península a los diferentes reinos cristianos. García Fernández sufrió además una tremenda conspiración familiar cuando su mujer e hijo se confabularon con el dictador andalusí para derrocarle. Murió en Medinaceli en 995 a consecuencia de unas heridas de guerra. Con Fernán González y su hijo García Fernández quedan trazados los caminos por los que discurrirá el futuro de Castilla.

EXPANSIÓN TERRITORIAL DE CASTILLA EN EL SIGLO X

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