13/03/2017

Íñigo Arista Íñiguez


Primer rey pamplonés entre los años 816 y 842, considerado patriarca de la dinastía Íñigo y fundador del Reino de Pamplona

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BUSTO Y ESTANDARTE REAL DE ÍÑIGO ARISTA

Conocido como Íñigo Arista Íñiguez (Enneco Enneconis en latín, Eneko Aritza en euskera) nació en 781, siendo hijo de Íñigo Jiménez y Oneca. Muerto su padre, su madre se casó en segundas nupcias con Musá ibn Fortún de Tudela, uno de los señores de la dinastía Banu Qasi del valle del Ebro, con cuyo apoyo llegó al trono. Este matrimonio dejó bajo la influencia de Íñigo Arista unos territorios considerables: desde Pamplona hasta los altos valles pirenaicos de Irati (Navarra) y Valle de Hecho (Aragón). Los Banu Qasi controlaban las fértiles riberas del Ebro, desde Tafalla hasta las cercanías de Zaragoza.

El advenimiento del primer rey de Navarra no se hizo sin dificultades. Entre los núcleos de población cristiana, que eran minoritaria, algunos dieron su apoyo al partido franco, sostenido primero por Carlomagno y más tarde por Luis el Piadoso. La rica familia cristiana de los Velasco está a la cabeza de ese partido.

En 799, unos magnates pamploneses pro-carolingios asesinaron al gobernador de Pamplona, Mutarrif ibn Muza, de la familia de los Banu Qasi. En 806, los francos controlaban Navarra a través de un Velasco como gobernador. En 812, Luis el Piadoso mandó una expedición contra Pamplona. El regreso no fue muy glorioso, tomando como rehenes a niños y mujeres de la zona para protegerse durante el paso del puerto de Roncesvalles.

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MONUMENTOS A ÍÑIGO ARISTA

Íñigo Arista se casó con Oneca Velázquez, hija de Velasco, gobernador de Pamplona, fallecido en 816. Momento en el cual fue elegido entre la nobleza vascona de la dinastía Íñigo para expulsar a la dinastía Velasco del poder pamplonés, tradicionalmente vinculada a los francos, pero bajo la autoridad de los Omeyas de Córdoba y pagando tributos.

Para asentarse en el poder y como reacción a esta incursión de los carolingios, Íñigo Arista comenzó una relación de alianzas con la dinastía de los Beni Fortun, descendientes la familia muladí de origen visigodo Banu Qasi. Íñigo era hermanastro de Musa ibn Fortún de Tudela por parte de madre, ya que esta, Oneca, casó en segundas nupcias con un Banu Fortún. Además, su hija Assona Íñiguez casaría más tarde con su tío Muza ibn Muza ibn Fortún, valí de Tudela y Huesca. Estos enlaces matrimoniales entre ambas dinastías permitieron poner bajo la influencia de Íñigo Arista unos territorios considerables: desde Pamplona hasta los altos valles pirenaicos de Irati (Navarra) y Hecho (Aragón). Los Banu Fortún controlaban las fértiles riberas del Ebro, desde Tafalla hasta las cercanías de Zaragoza.

Por otra parte, el nuevo conde de Jaca, García el Malo, se había aliado con Íñigo Arista tras abandonar a su primera esposa, hija del conde procarolingio Aznar, y casar en segundas nupcias con la segunda hija de Arista, Nunila Íñiguez.

El cuarto de los hijos de Arista, Galindo Íñiguez, fue el padre de Musa ibn Galindo, que sería valí de Huesca en el 860. Mientras que García I Íñiguez sería su sucesor en el trono.

DINASTÍA ÍÑIGO

En 824, los condes francos Elbe y Aznar dirigieron otra expedición contra Pamplona, pero fueron vencidos por Íñigo con el apoyo de sus yernos Musa ibn Musa ibn Fortún y García el Malo.

Ese mismo año de 824, tras esta victoria, Íñigo Arista accedió al control de la ciudad fundando el Reinode Pamplona. La entronización fue efectuada en la Peña de Oroel, del Condado de Jaca y en colaboración con trescientos caballeros, principalmente de los Banu Fortún de Tudela y de las dinastías vasconas Jimeno e Íñigo, y con el obispado de Pamplona. Según Eulogio de Córdoba, Íñigo Arista aparecía como un príncipe cristiano (Christicolae princeps).

La dinastía Íñigo, la primera real pamplonesa, organizó el Reino de Pamplona en guerra permanente con Abd al-Rahman II, el cual también fue el principal rival de Alfonso II el Casto, rey de Oviedo. Fue el preludio de una futura alianza navarro-astur, ya que cada año el emir cordobés enviaba expediciones de saqueo contra galaicos y pamploneses.

En 841, Íñigo Arista, debido a una enfermedad que lo dejó paralítico, abdicó en favor de su hijo Garía I Íñiguez, muriendo al año siguiente. Su sucesor ejerció una fuerte regencia, llevando la dirección de las campañas militares, pero continuando la política de alianzas.

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