30/08/2015

Expansión geográfica de los vascones


Con la llegada de los romanos, las tierras de los actuales País Vasco y Navarra entraron en la Historia. Los cronistas y colonizadores romanos fueron dejando fidedignos testimonios escritos sobre como era los vascones en la Antigüedad y su relación con las tribus colindantes del norte peninsular. Estrabón y Polibio, griegos romanizados, Plinio el viejo y Plinio el joven, Silio Itálico, Dion Casio, el judío romanizado Josefo, los hispanos Pomponio Mela o Séneca, etc., fueron aportando información. Pero aquellos datos sobre los vascones en la Antigüedad se podría sintetizar en dos direcciones:

1. es el pueblo de la península Ibérica del que las fuentes tratan durante más tiempo, no tanto en abundancia de referencias, como en extensión cronológica. Referencias que son mencionadas desde el inicio de la romanización hasta bien entrada la Tardo Antigüedad.

2. están siempre ubicados en el mismo sitio: entre el valle medio del Ebro y la zona pirenaica, sin apreciarse movimientos migratorios.

El historiador romano Plinio el Viejo hizo un recuento de los pueblos de Hispania, y en particular de los valles del Ebro, y que refleja la situación de la península en época de Augusto. Y dentro de la provincia Hispana, en Citerior y Tarraconense y concretamente su "convento jurídico cesaraugustano", sitúa con bastante detalle las civitates o principales núcleos de asentamiento de los grupos humanos conocidos como vascones. Consideraba el solar vascón en un área territorial similar al actual territorio navarro, más una franja vertical del actual Aragón conocido como las Cinco Villas.

En la misma época, el geógrafo griego Estrabón, resumió el parecido existente entre los pueblos guerreros del norte de la península ibérica de tal manera:
"Así viven estos montañeses que habitan en el lado septentrional de Iberia; es decir, los galaicos, astures y cántabros, hasta los vascones y el Pirineo, todos los cuales tienen el mismo modo de vivir."
Tolomeo de Alejandría, escritor del siglo II, delimitó el territorio vascón extendiéndolo hasta la Rioja, especialmente Calahorra y Alfaro, y a una parte de las provincias de Zaragoza y Huesca, concretando la frontera en la línea que iría de Jaca a Alavona (junto al Ebro).

TERRITORIO ORIGINAL DE LOS VASCONES

Esta extensión territorial no tiene justificación: no se percibe un aumento de la población, no hubo una expansión militar, no hubo un castigo severo en las tribus vecinas que posibilitaran la colonización, etc. La única explicación aventurada consistía en una posible extensión de una jurisdicción de los vascones en los territorios vecinos, una especie de segunda instancia no sólo para el ámbito jurisdiccional, sino también fiscal y social; una especie de recompensa por la colaboración con Roma. Pero, ni siquiera los que seguían esta tesis lo hacían desde convicciones sólidas.

La llamada "cuestión de los vascones" nacía del hecho de que la arqueología y la lingüística detectaban diferentes realidades históricas a la llegada de los romanos. La Navarra de aquel entonces se mostraba dividida en claros territorios:

1. el Saltus Vasconum, término romano que abarcaba la Navarra pirenaica hacia el norte, desde Pamplona hasta Jaca, incluyendo una estrecha franja al otro lado de las montañas, en Aquitania. Se trata de una zona de abundante toponimia vascónica, y con una cultura pastoral, heredera sin rupturas de la tradición megalítica de la época de bronce. En esta zona, la historia se había detenido un milenio antes, y a la llegada de los romanos seguían manteniendo hábitos notablemente atrasados.

2. el Ager Vasconum, era la ribera del Ebro, que se extiende desde Pamplona hasta el río Ebro. Expuesta a mayor contacto con las novedades que desde el Mediterráneo ascendían por el cauce del Ebro. En esta zona, se habían desarrollado culturas agrícolas y ganaderas, más ricas y populosas, vinculadas lingüísticamente a la tradición celtíbera. En la parte oriental de Navarra, contigua a la provincia de Zaragoza, se hablaban lenguas ibéricas.

3. la cántabro-pirenaica, es una interpretación que extiende el hábitat geográfico de los vascones a la totalidad de la cordillera Cantábrica y los montes Pirineos, desde Galicia hasta Cataluña, incluyendo las actuales provincias vascas, los valles y sierras de la Rioja y el norte de Burgos.

PLACA VASCONES EN RONCESVALLES

Ante la realidad pluricultural de la Navarra antigua, una que hablaba el protovasco, otra la lengua celtíbera, y una tercera la lengua ibérica, la investigación no ha sabido entender hasta hace poco, que los romanos no llamaban vascones a un de esas tres culturas, sino que llamaban vascones a los integrantes de las tres. Como explica Juan José Sayas, "vascón" no es el representante de una cultura concreta y diferenciada, sino aquel que habitaba en un territorio definido de la península Ibérica, con independencia de cual fuera su tradición histórica.

Cuando Roma llegó al valle del Ebro se encontró con un espacio muy heterogéneo, donde diversas culturas llevaban conviviendo durante siglos, entre las cuales destacaban la celtíbera, la ibérica y una tercera que se extendía desde la Navarra media hacia el norte. A este conjunto de etnias las denominaron con el término de "vascones".

A partir de aquí, habría que entender la constitución del fenómeno vascón como consecuencia del típico proceso de Romanización en Hispania, mediante el cual los romanos sometían los territorios conquistados a un hondo proceso de transformación, especialmente cuando las tribus estaban en un estado de civilización muy atrasado. Por eso obligaban a los pueblos sometidos a reasentarse en nuevas ciudades o territorios, o los introducían en modernas estructuras administrativas.

Hay autores que consideran que fue Roma la que creó entre las gentes dispersas desde el Pirineo hasta la llanura del Ebro el concepto de pueblo, tratándoles como una etnia común en sus relaciones. Por eso fundó las poblaciones romanas de Gracurris, cerca de Alfaro, en 178 a.C., y después Convenae y Pompaello, Cascantum y Calagurris, habitadas por vascones. Como aquellos vascones no entablaron resistencia bélica a los invasores romanos, estos facilitaron su expansión a los límites de Guipúzcoa, hasta el actual Motrico, y por el sur de Aquitania, a lo que se deben nombres vascos en la toponimia de la región.

Es posible, o al menos así lo consideran algunos historiadores, que el conocimiento del poder militar de Roma hiciese que, cuando los romanos llegaron a territorio vascón, estos últimos decidiesen colaborar con ellos en lugar de enfrentarse a sus legiones. Como consecuencia de ello, y a modo de recompensa por dicha colaboración, probablemente los romanos entregaron a los vascones varias de las ciudades que conquistaron por la fuerza a otros pueblos. Según Tito Livio, en el 194 a.C., el cónsul Marco Porcio Catón tomó Jaca mediante una treta.

Posteriormente, en el año 188 a.C., el pretor Escipión Nasica venció a los celtíberos cerca de Calahorra. Y, ya en el 178 a.C., es cuando se considera que se inicia la romanización vasca con la fundación de Gracurris (Alfaro) por parte de Sempronio Graco sobre los restos de Ilurcis.

EXPANSIÓN GEOGRÁFICA DE LAS TRIBUS CELTAS

En cuanto a las tres tribus celtas: várdulos (del Bidasoa al Deva), caristios (del Deva al Nervión) y autrigones (del Nervión al Asón y también hacia el sur alavés), no existe informaciones para considerarlos territorios vascones. Los datos, tanto onomásticos como historiográficos de fuentes romanas, encontrados por Altuna, Besabe, Vallespí, Apellániz y M. L. Albertos, prueban que se tratan de tribus indoeuropeas, etnias celtas, nada relacionadas con los vascones, estos sólo llegaban hasta el Bidasoa.

Los argumentos analizados por estos autores son definitivamente concluyentes. En primer lugar, los cántabros encontraron aliados en las tres tribus indoeuropeas para resistir contra la invasión romana. A su vez, Roma mantenía perfecta relaciones con los vascones y nunca fraccionó unidades tribales, por lo que no es comprensible que separase a várdulos, caristios y autrigones de los vascones si no es porque ya estaban separadas. A las tres tribus indoeuropeas las agrupó en el convenio jurídico de Clunia, y a los vascones en el de Calagurris.

Existen también pruebas de que los vascones no fueron una etnia marinera hasta la Edad Media. Primero, su lengua es la de un pueblo originariamente pastoril, sin relación con el mar. A demás, los romanos situaron su puerto comercial en las orillas del Bidasoa, en el actual límite vasconavarro, pero no en las costas de Guipúzcoa y Vizcaya. Por último, la Aquitania prerromana estuvo mucho más celtizada que vasconizada, tan sólo hay muestras de una tímida penetración vascona hacia el año 500 a.C.

La presión indoeuropea había reducido al solar de los vascones desde el año 1.000 a.C. Fue a la llegada de Roma cuando los vascones se alían y comienzan a extenderse hacia Guipúzcoa, Vizcaya y Aquitania desde el núcleo inicial del Saltus Vasconum, auténtica reserva del primitivo vascón y de su lengua ancestral, emparentada con las demás que se hablaban en gran parte de la península ibérica antes de las invasiones célticas.

Estas investigaciones e interpretaciones permiten presentar a los antiguos vascones como un conjunto pluricultural habitado en perfecta armonía. La Navarra de la Antigüedad era un territorio constituido por diversas tradiciones culturales y lingüísticas, tres al menos, que se hallan repartidas por el territorio:
1. la zona Norte y Pamplona, de tradición protovasca
2. la zona media y Ribera, de tradición indoeuropea, celtíbera
3. la zona Este, próxima a Aragón, de tradición ibérica

Dichas fronteras culturales se presentan permeables, cuya población se hallaría entremezclada, expresando cada una las peculiaridades de su propia historia, o bien generando una nueva identidad en la suma de todas ellas.

GUERRERO VASCÓN

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